Al hablar de crianza basada en el Método Montessori, todo el proceso de aprendizaje se convierte en un viaje de descubrimiento entre el niño y el adulto y eso les permite convertirse en los constructores de su propio destino.
En este viaje de crecimiento y autorreflexión, nos damos cuenta de que nuestros hijos no son vasijas vacías que podemos llenar a nuestro antojo, sino seres en evolución individual que florecen cuando respetamos su ritmo y proporcionamos ambientes más predecibles para su seguridad.
Estas son 5 pautas Montessori para lograr una crianza más consciente en casa:
Fomenta la autonomía y la autoestima: Reconoce y respeta la individualidad de cada niño, permítele explorar y aprender a su propio ritmo e intereses.
Cuando los niños entienden que no necesitan cambiar quienes son para ser aceptados por los demás, desarrollan una mayor autoestima y una mejor autoaceptación. Aprenden a valorarse a sí mismos por lo que son y a tener confianza en sus propias habilidades y cualidades, promoviendo una crianza respetuosa y empoderadora.
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Ambientes predecibles: Es muy importante crear un entorno preparado que sea seguro, ordenado y esté adaptado a las necesidades del niño. Esto incluye proporcionar materiales educativos adecuados y accesibles, así como fomentar la independencia y la responsabilidad en el cuidado de sí mismo y de su entorno.
Un ambiente así brinda al niño la libertad de explorar y aprender de manera autónoma, promoviendo un sentido de pertenencia y responsabilidad.
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Respeto por el ritmo individual: En el enfoque Montessori, se respeta el ritmo de cada niño. Se evita la presión por alcanzar metas o hitos específicos en determinados plazos de tiempo. Esto permite que el niño desarrolle habilidades a su propio ritmo, sin sentirse frustrado o comparado con otros.
El respeto por el ritmo individual contribuye a la construcción de una autoestima sólida y a un desarrollo emocional saludable.
Fomenta la independencia y la responsabilidad: Busca desarrollar la independencia y la responsabilidad en los niños desde temprana edad. Se les da la oportunidad de realizar actividades diarias por sí mismos, como vestirse, preparar su propia comida o cuidar su entorno.
La crianza consciente les proporciona un sentido de competencia y autoconfianza, y al tiempo a ser responsables y respetuosos con su entorno.
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No ayudar si no es necesario: Al no intervenir o ayudar innecesariamente, se les brinda a los niños la oportunidad de enfrentar desafíos, resolver problemas y tomar decisiones por sí mismos. Así desarrollan habilidades de resolución de problemas, confianza en sí mismos y un sentido de logro personal.
La crianza consciente se construye en un cimientos sólido para el futuro, mientras les enseñamos el valor del respeto, la empatía y la pasión por el aprendizaje. Juntos, creamos un legado de amor y crecimiento que perdurará por generaciones.