Querida yo: el corazón sí se expande con la llegada de otro hijo
Lo que sentimos con la llegada del segundo bebé
Antes de que naciera mi segundo hijo, apareció en mi mente una pregunta que me daba miedo admitir: ¿Y si no puedo quererlo tanto como al primero?
El amor que sentía por mi primer hijo era tan grande y profundo, que no lograba imaginar cómo mi corazón iba a poder amar a alguien más con esa misma intensidad. Como si ya no quedara espacio en él.
Y aunque escuchaba a otras mamás decir que el amor se multiplica, en mi cabeza no hacía sentido… hasta que lo viví.
Porque cuando nace ese segundo bebé, el amor no se divide… el corazón se expande. Como si descubriera que tenía rincones escondidos, listos para llenarse de nuevo.
La culpa de la que no se habla (pero muchas sentimos):
Además de parecer imposible que pudiera amar al segundo hijo con la misma intensidad, debo confesar que sentía culpa de dos formas distintas:
- Temer que no iba a poder entregarle el mismo nivel de amor que a su hermano —lo cual se sentía injusto—.
- Tener miedo de que ese nuevo bebé le “robara” atención al primero. A ese primer hijo que, hasta el día anterior, era mi mundo entero.
Esa culpa me hacía ver al mayor con nostalgia, porque su tiempo como hijo único tenía fecha de caducidad. Me daba miedo que dejara de sentirse especial y único. Me angustiaba la idea de que tuviera que “compartirme”, de que sintiera que perdía algo por culpa del nuevo bebé.

Shhh… La guía definitiva para enseñarle a tu bebé a dormir


Era una mezcla rara entre amor, miedo y duelo. Duelo por lo que se terminaba, aunque viniera algo tan hermoso después. Nadie me había contado que esperar a un segundo hijo también era despedirte, en parte, de esa maternidad exclusiva que viviste con el primero.
La llegada que lo cambia todo:
Se me llena el alma de gratitud al recordar ese momento en que los vi por primera vez. Fue diferente con cada uno, sin duda, porque creo que somos una mamá distinta con cada hijo. Pero cuando los tuve en mis brazos pensé: ¿cómo este bebecito tan perfecto puede haber nacido de mí?. Momentos que marcan nuestra vida para siempre…
Entonces, al nacer mi segundo bebé me llevé una de las sorpresas más lindas: sí se puede sentir ese amor inmenso y profundo otra vez… aunque no es idéntico, es igual de intenso y especial. Lo mismo me pasó cuando nació mi tercero: sentí como se inflaba nuevamente mi corazón, sólo que esta vez, ya estaba preparada. Pero sí, si se puede amar al segundo hijo, y al tercero, tanto como al primero.
Y es cierto que cuando llega otro bebé, aparece una nueva versión de nuestra “amiga” la culpa… porque ahora nos toca abarcar más con el mismo cuerpo, el mismo tiempo y el mismo corazón. No puedes dividirte por igual. Cada hijo tiene diferentes necesidades, distintos momentos, distintos tiempos… y eso también es retador. Pero poco a poco, entre el caos y el amor, aprendes a encontrar una nueva forma de equilibrio… que no es perfecto, pero sí real.
La belleza de verlos juntos…
De las cosas más conmovedoras que he vivido es verlos juntos. Ver a mis hijos conocerse y apoyarse. Verlos jugar e interactuar cada día más, formar su propia relación, formar un equipo. Uno de mis más profundos deseos como mamá es que sean hermanos por elección, no por obligación. Que elijan acompañarse toda la vida. A pesar de las peleas entre ellos —cuyo manejo representan un reto para nosotros como padres —, mi motivación es guiarlos de la mejor manera posible para que forjen una relación significativa y duradera.
Para la mamá que hoy tiene miedo de no poder querer igual: vas a poder.
Y cuando nazca ese nuevo bebé, te vas a dar cuenta de algo maravilloso: el corazón ya no es el mismo… ahora será más grande. Se expande, se transforma, y encuentra nuevas formas de amar.