Como padres, nos esforzamos por orientarlos en desarrollo personal y emocional, y en ese camino, la comunicación y comprensión dentro de la familia se convierten en pilares fundamentales.
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Hoy quiero compartir contigo la relevancia de establecer códigos familiares claros, utilizando una herramienta sencilla pero poderosa: las reuniones familiares regulares.
En estos encuentros, cada miembro de la familia tiene la oportunidad de expresar sus inquietudes, celebrar logros y abordar desafíos en conjunto.
Lo maravilloso de esta práctica es que puede iniciarse desde temprana edad, incluso a partir de los 3 años, utilizando un lenguaje adaptado a los más pequeños.
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Ejemplo de cómo se ven los códigos familiares
En una de nuestras reuniones familiares recientes, conversamos con nuestro hijo de 4 años sobre la importancia de completar sus tareas escolares y más porque esta es una área de oportunidad escolar para él.
Optamos por abordar este tema en un momento tranquilo del día. Comencé hablando de lo interesante que parecía el trabajo que su maestra nos había mostrado y lo importante que era completarlo, ya que cada tarea mejoraba su aprendizaje de lectura y escritura, habilidades que no podíamos enseñarle en casa.
Con estas palabras, alentamos a nuestro hijo a expresar sus sentimientos. Nos explicó que le aburría pintar durante largos períodos de tiempo porque le cansaba la mano.
Validamos su sentir y le propusimos trabajar juntos en mejorar su forma de sujetar los colores para que le resultara menos cansado.
Luego, lo motivamos a terminar la tarea y le aseguramos que estaríamos allí para ayudarlo con ejercicios para mejorar su técnica.
Este sencillo ejercicio de comunicación nos permitió comprender la frustración que experimentaba nuestro hijo al realizar la tarea, así como las emociones asociadas, como el aburrimiento y la sensación de no poder hacerlo.
Escuchar sus necesidades y trabajar en equipo para encontrar soluciones positivas fortaleció el vínculo familiar y fomentó un ambiente de apoyo mutuo.
Dos días después de nuestra conversación, nuestro hijo nos sorprendió al traer a casa la tarea completa. Su emoción y orgullo fueron palpables, reflejando un verdadero sentido de logro.
Al reflexionar sobre esta experiencia, comprendí que establecer códigos familiares es bueno porque:
- NO se trata solo de resolver conflictos
- Cultiva un ambiente de confianza y apoyo
Cuando nuestros hijos sienten que sus opiniones son valoradas y sus necesidades escuchadas, se fortalece el vínculo familiar, se promueve el sentido de pertenencia y seguridad.
Por ello, te invito a considerar la implementación de estos códigos como una herramienta poderosa para fortalecer la unidad familiar y promover un crecimiento positivo.
Recordemos siempre que juntos podemos superar cualquier desafío y construir un hogar lleno de amor, comprensión y respeto.