Recientemente un estudio relacionado a la regulación del cerebro y el balance que existe entre la emoción y la cognición reveló que el cerebro humano logra una maduración aproximadamente a los 25 años. Dicha maduración hace que las personas adquiramos habilidades de autorregulación, gestión de emociones, toma de decisiones y habilidades socioemocionales que nos permiten tener respuestas armónicas y adaptativas a nuestro entorno.
Gracias a estas investigaciones hoy podemos concluir que los padres necesitamos utilizar las habilidades de nuestro cerebro maduro y regulado para transmitirles estas habilidades a nuestros hijos a través de un proceso que en psicología conocemos como CORREGULACIÓN.
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La CORREGULACIÓN requiere que el adulto refleje la calma que quiere ver en sus hijos. Sin duda alguna, este proceso es uno de los grandes retos que tenemos hoy cuando hablamos de crianza consciente.
Hablemos de regulación emocional
1.- El primer paso para corregular a nuestros hijos cuando se encuentran desbordados emocionalmente es:1. Reflejar la corporalidad de la emoción, es decir, darle a voz a lo que yo como adulto observo que mi hijo refleja y comunica con su cuerpo.
Se puede escuchar así:
“Tu cuerpo me dice que estás cansado”
“Tus lágrimas mi indican que estás triste”
“Tu voz me comunica que estás enojado”
Cuando le damos voz a las emociones que nuestro cuerpo refleja, creamos el primer puente de empatía que necesitan los niños para regularse.
2. Validamos el deseo y les contamos lo que les pasa: cuando un niño se deborda sintiendo miedo, enojo, frustración etc… necesita que un adulto lo haga sentir seguro. Una forma de crear este puente de seguridad es a través de nuestras palabras.
Es importante aclarar que validar los deseos de los niños NO ES CUMPLIRLOS. La validación en ese momento les ayuda a pasar a los niños de un estado REACTIVO a uno RECEPTIVO.
Lo anterior se puede escuchar así:
“Lo que a ti te pasa es…”
“Lo que tu querías era…”
3. Nombramos la emoción: está comprobado que nombrar lo que nos pasa es una estrategia de autorregulación emocional.
“Te sientes triste por…”
“Estás enojado porque…”
“Estás desesperado por…”
Validamos la emoción y acompañamos el malestar que producen. Es importante separar la emoción del niño. Evitamos decir:
“Eres un desesperado” lo cambiamos por “te sientes desesperado”.
Lo anterior les genera a los niños el mensaje inconsciente de que las emociones son estados que transitan por su cuerpo independientes a ellos.
4. Ofrecemos opciones para regular la emoción como: respiraciones profundas, movimiento corporal, objetos que puedan manipular para favorecer la integración sensorial.
La regulación emocional en niños a un nivel más eficiente se da cuando: les proporcionamos vocabulario que les permita nombrar lo que sienten, cuando en medio de la incertidumbre y descontrol les proporcionamos certidumbre y cuando los adultos que están cerca de ellos son un lugar seguro.