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Consecuencias de juzgar y criticar a un niño

Criticar a un niño puede ser algo «sin querer» pero sucede si usas frases con juicio como «No, el sol no es azul». Te decimos cómo cambiar esas palabras.

que pasa si criticas a un niño

Crédito: que pasa si criticas a un niño

Con el método Montessori, a los niños se les fomenta la libertad de expresarse durante los primeros años (0-6) y es en esta etapa en la que se debe evitar criticar a un niño. 

Pongamos el ejemplo de cuando los niños se ponen a dibujar, en ese caso no se les pregunta qué significa su dibujo, ya que para ellos el placer está en el proceso y no en el resultado final.

Al hacerlo, evitamos interrumpir su espontaneidad y la búsqueda de agradar a los adultos. Nuestro objetivo es que desarrollen su creatividad sin la presión de cumplir con estándares externos.

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María Montessori no se enfocaba en la calidad estética o en la similitud con la realidad. Por ejemplo, cuando un niño dibuja se aplaude un proceso en el que se valora la creatividad y la satisfacción que el niño experimentaba al dar vida a sus ideas.

Para ella, el valor radica en el esfuerzo, la concentración y la autoexpresión del niño, más que en el resultado final.



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Juzgar y criticar a un niño suele verse así:

Imaginemos que un niño dibuja un sol y lo pinta de azul. Si le decimos: «No, el sol no es azul», emitimos un juicio. En cambio, podríamos decir: «Veo que usaste mucho azul, ¿puedes explicarme por qué?».

La expresión y el movimiento al dibujar provienen de cómo el niño ve el mundo, no de cómo debería ser según la opinión de los adultos. Así que evitar criticar a un niño cuando a penas está aprendiendo.

Otro ejemplo es cuando un niño busca comentarios sobre su dibujo. Debemos evitar juzgar o calificar, pero sí podemos dar una opinión objetiva. Por ejemplo: «Noté que usaste mucho rojo y azul. Esta parte tiene puntos, etc.».

Piensa en lo siguiente como un ejemplo cotidiano: Cuando un maestro dibuja un objeto en el pizarrón y los alumnos deben copiarlo exactamente, lo que sucede es que se limita la creatividad y la imaginación de los niños.

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En el enfoque Montessori no se juzgan ni se califican los dibujos, las emociones ni el comportamiento de los niños.

Esto les permite confiar en sus propias habilidades y valorar el esfuerzo y la mejora personal en lugar de buscar aprobación externa. De esta manera, se fomenta una actitud positiva hacia el aprendizaje y se desarrolla una mentalidad abierta y perseverante.

En resumen, la educación Montessori se basa en el respeto y la libertad del niño. Al evitar criticar a un niño o juzgar o calificar, les brindamos la oportunidad de desarrollar su creatividad, autoestima y confianza en sí mismos.

Al apreciar y valorar el esfuerzo y la individualidad de cada niño, se promueve un ambiente de aprendizaje enriquecedor donde pueden explorar y expresarse libremente. Además, se fomenta un desarrollo autónomo y una educación centrada en el crecimiento integral de cada niño.

 

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