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3 tipos de límites para niños, según el Método Montessori

Las creencias dicen que el Método Montessori educa de forma muy libre y les explicamos tipos de límites para niños y basados en el respeto.

tipos de limites para niños

Crédito: cómo poner limites amorosos a los niños

Si quieres aprender cuáles son los tipos de límites para niños y así lograr un sano desarrollo, con el Método Montessori sí es posible.

Muchas personas creen que en la filosofía Montessori «no existen los límites». Pero esto se debe, en gran medida, a la sensación de que a los niños se les permite hacer lo que quieran, ya que al hablar de libertad puede confundirse con la falta de límites.

Aquí les explicamos algunos puntos importantes sobre cómo funciona el método Montessori en el desarrollo emocional saludable de los niños y cuáles son los límites que se alinean con la crianza respetuosa.

Límites claros

Entre los tipos de límites para niños, los límites claros en Montessori se establecen para ayudar a los niños a comprender las expectativas y normas en su entorno.

Estos límites se comunican de manera directa y explícita, utilizando lenguaje claro y comprensible para niños.



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Por ejemplo, se puede establecer un límite claro en relación al uso de los materiales Montessori, indicando que cada material se utiliza de uno en uno y luego se vuelve a colocar en su lugar antes de tomar otro y así puedes darle estructura a los niños, para poder comprender las reglas y del ambiente en el que se encuentran.

Lo mismo se aplica en casa en las actividades de la vida práctica del hogar, por ejemplo estas acciones marcan límites básicos:

  • Recoger el plato y llevarlo a la cocina.
  • Guardar los juguetes que no se están usando.
  • Guardar los zapatos después de usarlos, poner ropa sucia en lugares específicos

Límites firmes:

Otro de los tipos de límites para niños son los límites firmes, que  se basan en mantener consistencia y coherencia en su aplicación.

Es importante que los límites establecidos se mantengan de manera constante para que los niños los internalicen y los comprendan claramente. Esto les proporciona seguridad y estructura en su entorno, lo que ayuda a desarrollar su sentido de responsabilidad y respeto por los límites establecidos.

Por ejemplo, si se establece un límite de no comer en el sillón mientras ven televisión, es fundamental mantenerlo de manera consistente para que los niños entiendan que esa es una norma a seguir.

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En casa, debemos ser coherentes con lo que decimos y mantenernos en el límite. Por ejemplo, cuando establezcan un horario para ver televisión, cuando llegue el momento de apagar la televisión es importante que como adultos, respeten ese acuerdo.

No hay «10 minutos más» o «5 minutos más» aunque los hijos lo pida. De esta manera, entienden la norma, pero sabrán que esto es gradual. Puede ser que al principio tu hijo no comprenda que llegó la hora de apagar la televisión, pero la acción se realiza y el límite se respeta.

Por otro lado, acompañamos el desborde emocional y mencionamos la emoción, pero no les damos «10 minutos más» para que no llore, ya que esta acción confunde al niño y no queda firme y claro el límite.

Límites amorosos:

Los límites amorosos en Montessori se basan en el respeto y la empatía hacia los niños. Se establecen con la intención de proteger y guiar al niño, en lugar de castigar o restringir su autonomía.

Es importante comunicar los límites con calma y afecto, buscando siempre el bienestar y desarrollo integral del niño. Por ejemplo, si un niño está utilizando un material de manera inadecuada, el adulto puede acercarse y explicarle cuál es el uso correcto pero mostrando amor y comprensión.

En casa, el gran reto es la comunicación, porque a veces llevamos prisa, queremos tener el control de cómo se deben hacer las cosas y además corregimos primero una conducta. Lo primero que se sugiere hacer es conectar con los hijos para comunicarse de manera más asertiva.

Por ejemplo: Nuestro hijo se enoja y empieza a tirar el plato y los cubiertos que tiene en su mano. Lo primero es mencionar y validar la emoción: «Sé que estás enojado porque te querías bajar de la silla, pero eso no significa que debas dañar o tirar la comida. Por favor, recoge los platos y ayúdame a limpiar». De esta manera se marca el límite.

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Recuerda que los límites se integran gradualmente, no busques resultados express. Es un tema de constancia, coherencia y de empezar por ser consistentes y mantenerse dentro de los límites y normas establecidas en cada hogar. Esa es la verdadera clave, y mientras más asertivos sean al comunicarse, transmitirán más seguridad.

Te preguntarás desde qué edad puedes empezar a establecer límites. Prácticamente desde que son bebés. Por ejemplo, cuando te muerda el pezón durante la lactancia, puedes marcar el límite diciéndole que te duele y pasarle un objeto para que muerda.

Entre más honestidad exista con los críos  a la hora de comunicarnos en las diferentes etapas por las que atraviesan, ellos irán creciendo más seguros de sí mismos y más claros con los límites de su entorno.

Tatúa esta frase:

  • Porque te amo, tengo que decirte que no al dulce extra que me pides…
    A los manotazos cuando estás frustrado, porque el amor nunca daña…
    Al terminar el día de juego y debamos regresar a casa…
    Al ponerte el cinturón de seguridad en el coche para evitar accidentes…
No es lo mismo lanzar un grito desde la cocina que bajar al nivel del niño, acompañarlo y co-regularnos con él.

No es lo mismo decir ‘recoge los juguetes, si no, no vamos al parque’ que decir ‘vamos a recoger los juguetes para irnos al parque’.

Realmente, la falta de límites viene de la manera en la que hablamos a nuestros hijos. No es solo lo que dices, es cómo lo dices.

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