No tienes que hacerlo todo sola
Desde que somos niñas, escuchamos mensajes sobre la perfección y la autosuficiencia. En la maternidad, esto se traduce en la presión de “deberías poder con todo”. Pero la realidad es otra: cuidar a un hijo, manejar la casa y mantener tu vida personal es mucho para una sola persona.
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Aceptar que necesitas ayuda no significa que estés fallando. Todo lo contrario: reconocer tus límites es una señal de inteligencia emocional y de responsabilidad. Según un estudio de Frontiers in Psychology, las madres que aceptan apoyo social muestran niveles menores de estrés y ansiedad.
Por qué sí pedir ayuda
Cuando pides apoyo, mejoras tu salud mental y emocional. Puedes delegar tareas, tener tiempo para ti y disfrutar más de la maternidad. Además, al mostrar vulnerabilidad, enseñas a tus hijos que está bien reconocer sus necesidades.
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Cómo romper el mito de la mamá autosuficiente
- Identifica tus necesidades: Haz una lista de las tareas que te resultan difíciles o que te generan más estrés.
- Comunica con claridad: Explica a tu entorno qué tipo de apoyo necesitas, sin sentir culpa.
- Acepta ayuda concreta: No todas las ofertas de apoyo son útiles; acepta aquellas que realmente te alivien.
- Cuida tu tiempo personal: Programar momentos para ti reduce el agotamiento y mejora tu paciencia.