Crédito: Desperate littlegirl during parents quarrel
Pelear es inevitable en una relación de pareja, pero cuando se llevan los conflictos frente a los hijos, los daños silenciosos que podemos provocar en ellos son a veces irreversibles.Existe una enfermedad en los niños que últimamente amenaza con ser una nueva Pandemia y se llama “Divorcitis”. Esta enfermedad surge a partir de ver a los padres pelear . No tiene que ver el estado civil de esos padres, pueden estar viviendo juntos o separados.
Los niños más pequeños, con su lógica a penas creciente, sacan sus propias conclusiones de estos pleitos, y esas conclusiones, no son objetivas, sino que están impregnadas de miedo, tristeza, enojo y frustración
– Miedo: porque sus padres son las columnas que sostienen su techo y si esas columnas se tambalean temen quedar en desamparo
-Tristeza: por ver a las personas que más quieren lastimarse, gritarse,y agredirse
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-Enojo: porque en el pensar del niño, alguno de los dos debe tener la culpa de lo que siente
-Frustración: porque la mente infantil se cree omnipotente y tratan de reconciliar a los padres con sus buenas calificaciones o portándose como angelitos, y por supuesto, no lo logran.
Con los hijos más grandes los pleitos entre sus padres los hacen actuar como jueces o como padres sustitutos con sus hermanos. La conducta de sus padres de alguna manera parece darles “permiso” de portarse mal ellos también y actuar de la misma manera agresiva y evasiva.
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5 reglas de oro para evitar dañar a los hijos:
1.- Acepta que peleas y que sabes que eso no está bien ( es preferible aceptarlo que tratar de negar algo evidente)
2.- Aunque creas que dentro de tu cuarto cerrado no te escuchan SI LO HACEN. Los hijos se vuelven cámara de vigilancia de sus padres
3.- No busques que tus hijos sean de tu bando. Es como si les das a escoger entre sus dos ojos ¿cual te quito?
4.- No uses de pretexto a tus hijos para tomar una decisión de pareja: “No me divorcio por mis hijos “ y seguramente ellos no te piden que sigas viviendo amargada o infeliz
5.- Si tus hijos presencian malos momentos sería bueno que compartas también los buenos momentos, es decir los gestos de cariño y respeto si es que existen. Y si no existen, piensa por ellos ¿qué es lo que quieres que aprendan de tu relación?
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