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¿Descuidarme por ser mamá?: El hábito de no elegirme

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Ser mamá trae consigo un hábito que pocas veces notamos: el de dejarnos al final, cuando la verdad es que merecemos ser prioridad.

descuido como mamas

Querida yo… después de ser mamá:

Necesité dos hijos para darme cuenta de esto: al convertirme en mamá adopté, sin querer, el hábito de dejar a un lado la mayoría de mis propias necesidades. ¿Es esto descuidarme por ser mamá?

Pensaba que cuando durmieran mejor, cuando fueran más independientes, cuando la rutina fuera menos caótica, entonces encontraría tiempo para mis cosas. Pero lo que no vi venir fue que postergarme se volvió automático. Era algo que no me cuestionaba, como si fuese el comportamiento esperado, parte del paquete de la maternidad.

Me acostumbré a comer rápido, a tomarme el café frío, a dejar mis pendientes personales para después, a no tener tiempo para hacer ejercicio, a ver menos a mis amigas. Me acostumbré tanto, que llegué a normalizarlo hasta convertirlo en un hábito. En ese momento trabajaba tiempo completo en el mundo corporativo y realmente creía que solo tenía tiempo para dos cosas: trabajar y ser mamá. Y sí, mi trabajo era una parte de mí fuera de la maternidad, pero me consumía tanto que no dejaba espacio para nada más… ni siquiera para mí.

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Un hábito es una conducta que se repite de manera frecuente y automática, sin que nos cueste trabajo. Aplazarnos —por ser mamás y las principales responsables de gestionar nuestra casa y familia— termina saliendo de forma natural, sin que lo cuestionemos.

Es común, pero ¿es normal?

Cuando los niños están pequeños, es común centrarnos en ellos y en la familia, porque el rol maternal es complejo e implica mucho trabajo y responsabilidad. Sin embargo, con el tiempo aparece la urgencia de balancear mejor los distintos roles que jugamos, con todo y la culpa que eso pueda traer. Ese deseo de ser “exitosa” profesionalmente, de hacer algo propio que nos haga sentir plenas o de tener espacios para disfrutar lo que nos gusta, nunca desaparece.



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Me costó salir de ahí, no lo voy a negar. Y mirando atrás, agradezco el sacudón que la vida me dio para despertar: dejé mi demandante trabajo corporativo, en el que estuve 11 años, y un mes después llegó la pandemia. El universo mismo me hizo detenerme.

Cuando me hice consciente de que había dejado mis necesidades como última prioridad, entendí que debía dejar de aplazarme, por mi bien y el de mi familia. Porque esto es ley de vida: mujer feliz, mamá feliz, niños felices —en ese orden—, pues todo empieza en nosotras mismas como mujeres. Entonces elegí cambiar mi mentalidad: “Mis necesidades y deseos importan, y no voy a sentir culpa por darles su espacio”.

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Si decides dedicarte exclusivamente a tus hijos por un tiempo, está bien. Si decides mantener tus proyectos y tu vida profesional, también está bien. En la maternidad no hay reglas, y cada quien es libre de hacerlo a su manera. Lo único que sí creo que aplica para todas es: no perder esos espacios para ti, para hacer lo que disfrutas, para seguir creciendo, para cuidar de tu bienestar.

Pero, además, no es secreto que, cuando los niños crecen, dejan de necesitarnos tanto. Y si no hemos construido algo propio que nos llene y nos apasione, ese vacío puede ser abrumador y frustrante. Es fácil perdernos y sentirnos sin propósito. Ni hablar de lo complicado que puede ser reincorporarse al mundo laboral, algo que muchas veces posponemos hasta que nos paraliza —pero esa es una conversación para otro día—.

Y si te ha pasado como a mí, y sientes que lo necesitas, repite conmigo:

“Mis necesidades y deseos importan, y no voy a sentir culpa por darles su espacio”.

Si no sabes por dónde empezar, da pequeños pasos: elige algo que disfrutes hacer semanalmente, retoma ese hobby que dejaste de lado, empieza a hacer ejercicio —aunque sea desde casa—, o atrévete a planear ese negocio o sueño que tienes. Y si alguna vez sientes que estás siendo egoísta, recuerda que una mamá que se elige a sí misma también le enseña a sus hijos a hacerlo.

No te conviertas en la última prioridad de tu propia lista. El mejor día para empezar a elegirte es hoy.

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