Todos tienen una etapa egocéntrica de berrinches
De acuerdo con la psicóloga Maricela Fonseca Analco, maestra en orientación familiar y directora de Consultorio Integral, todos los niños viven una etapa en la que piensan/creen que todo les pertenece.
Es el clásico periodo en el que dicen para todo “mío”, “mía”, “para mí” y “de mi”. Comienza a partir de los dos años y deberá terminar, si se regula y apoya al menor, en menos de 12 meses. Es decir, a los tres años, el pequeño supera esa etapa y comprende que no todo es para él o ella y que no todos le deben regalar o comprar algo.
“Es importante primero entender, para después ayudar, que es parte del desarrollo de todos los niños la etapa egocéntrica infantil, la cual no deberá afectar a nadie, espacialmente a los padres, hermanos, amigos, compañeros de la escuela o vecinos”, precisa la entrevistada.
Los niños van aprendiendo “a manejar el dolor (pasajero) ante la frustración, van dejando atrás los berrinches (en los que incluso se pueden privar) y, en consecuencia, comienzan a compartir, esperar turnos y comprender que no todo lo que ven es para ellos”, destaca Fonseca Analco.
“Es importante precisar la edad: no es lo mismo un niño egocéntrico de 2 o 3 años que de 6, 7 e incluso 8 años de edad, pues cuando el menor sigue pensando que todo es para él y ya pasó de los tres años e incluso ya genera dificultades en sus espacios (casa, escuela, calles o fiestas, entre otros) es necesario una visita con el terapeuta, porque al pequeño no le ayudaron al desborde emocional ante la frustración. Además, entre más grande esté el niño más complejo será ayudarlo al manejo de estas situaciones”, recomienda la experta.
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3 estrategias para ayudarlo a entender que no puede tener todo lo que quiere
Hay niños que pasan la etapa de egocentrismo infantil sin ninguna dificultad, sin embargo, hay otros a los que se les debe reforzar este periodo porque comienzan a crean conflictos dentro y fuera de la familia. Por eso te compartimos tres estrategias para superar esta etapa, recuerda que para una estrategia funcione se requiere tiempo y constancia en su aplicación.
1. Anticípate: Cuando vayas a salir en compañía de tu hijo, por ejemplo al súper, le tienes que decir: “Vamos a ir al super, y no voy a comprar ningún dulce ni juguete, entonces ¿te quedas o me acompañas sabiendo esto?». También antes de llegar al lugar de destino tienes que decir: “ya estamos en el súper/escuela/fiesta/casa de los abuelos y espero de ti que te sepas comportar, no vas a discutir por ningún juguete o dulce, tampoco arrebatarás ningún objeto. Espero que estés siempre tranquilo y amable pues ya acordamos tu y yo los que espero de ti.»
2. Sé firme en el NO: Decirle no a tu hijo no es ofenderlo, lastimarlo o agredirlo. Por el contrario el no te ayudará a mantenerte firme (y él o ella regulado) antes diversas situaciones. Sin importar si tu hijo llore, grite, se tire al piso o se vea bastante afectado, no cedas ante lo que quiere. Si lo haces le darás el mensaje que si llora lo suficiente o grita más fuerte obtendrá lo que busca.
3. Limita sus opciones: Cuando sea su cumpleaños o se le puede regalar algo, es necesario que limites sus opciones: te puedo comprar un helado o caramelo ¿qué prefieres helado o caramelo? No le digas que escoja de la tienda algo de TODO lo que hay. Si él quiere los dos, le repites las dos opciones que tiene: helado o caramelo, y si no elige, no le compras nada. Pues deberá aprender que solo tiene dos opciones y nada más.
Reconócele no solo con objetos materiales sino con afectos
Es importante que siempre le pongas límites amorosos a tus hijos y compartas con quienes están cerca de ellos (abuelos, tíos y demás) tus estrategias. También deberán todos comprender que puedes reconocer a tus hijos de forma emocional y afectiva.
“Lamentablemente muchos niños solo son reconocidos con objetos materiales, pero también son esenciales los reconocimientos verbales y afectivos: ‘te portaste muy bien, gracias por ser un niño tranquilo’, ‘me encantó cómo te calmaste tú mismo, eres un niño muy maduro’, ‘te quiero mucho, y tus abuelos, también porque ya no haces berrinches’.
Es importante tener un balance entre el reconocimiento emocional y el material, si a nuestros hijos todo le reconocemos con objetos, nunca va a comprender que las emociones y sentimientos son importantes, precisa Fonseca Analco, quien recomienda: cuando el comportamiento del niño ya está afectando a otros es necesario acudir con la terapeuta en el manejo de emociones, especialmente si el niño roba o agrede.
“Todos amamos a nuestros hijos, pero no debemos darles todo a manos llenas, sino que debes tu mismo, como adulto, regularte para que tu hijo se regule”.
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