Si como adulto batallas en encontrar tu talla de zapato ideal, además cambia dependiendo la marca. Y podemos apostar que odias medirte zapatos… ahora imagina esto para un niño pequeño. Lo último que ellos quieren es medirse zapatos cuando pueden estar jugando.

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Errores comunes al elegir la talla de zapatos para tu hijo

Elegir la talla correcta de zapatos para tu hijo parece fácil, pero en realidad puede ser más complicado de lo que crees. Un zapato mal ajustado puede afectar su postura, provocar ampollas, accidentes o incluso alterar su forma de caminar. Por eso, es importante saber qué errores evitar y cómo medir su pie correctamente.

1. No medir el pie antes de comprar. Confiar en la talla del zapato anterior o en lo que “crees” que usa puede jugarte en contra. El pie de los niños crece rápido, a veces hasta medio número por mes, según la Asociación Española de Pediatría. Por eso, se recomienda medirlo cada dos o tres meses, sobre todo durante los primeros años.
2. Comparar con otro zapato. Cada marca maneja hormas distintas y lo que en una puede ser talla 20, en otra podría equivaler a la 21. Así que no confíes solo en la etiqueta: siempre mide el pie.
3. Meter el dedo en el talón. Seguro lo has hecho: ponerle el zapato y meter el dedo en el talón para “ver si le queda bien”. Aunque parezca útil, este método no es exacto. El calzado puede ser más ancho, más estrecho o tener una plantilla gruesa. Además, los niños tienden a doblar los dedos cuando sienten presión, lo que da una falsa sensación de ajuste.
4. Medir el pie con el zapato puesto. El pie debe medirse sin calcetín y con el niño de pie, ya que al apoyar el peso se ensancha y se alarga un poco.

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La forma correcta de medir

1. Coloca una hoja en el suelo, pegada a una pared.
2. Pídele que se pare sobre la hoja, con el talón tocando la pared.
3. Dibuja el contorno del pie y mide desde el talón hasta el dedo más largo.
4. Agrega entre 0.5 y 1 cm de espacio extra para permitir el crecimiento.
5. Después, compara la medida con la tabla de tallas del fabricante del zapato.

Evita comprar tallas más grandes “para que le duren”. Un zapato muy holgado puede hacer que tu hijo tropiece o adopte posturas raras al caminar. Lo mejor es elegir un modelo cómodo, flexible y con buena sujeción.