La buena noticia es que sí se puede hacerlo sin gritos, sin drama y sin desvelos. Solo necesitas tiempo y constancia para que el cambio sea gradual. Si los acuestas de golpe más temprano, lo más seguro es que tengas resistencia y llanto. En cambio, si vas moviendo poco a poco su “reloj interno”, lograrás que lleguen a la escuela adaptados, descansados y sin sueño acumulado.
Lee también: Cómo hablar de emociones este regreso a clases
¿Cómo ajustar horarios para el regreso a clases?
1. Adelanta rutinas poco a poco. Acuéstalo 15–30 minutos antes cada día y mueve también la cena o la hora del baño. Así el cuerpo se va ajustando sin resistencia.
2. Despiértalo a la hora real. Aunque se haya dormido tarde, levántalo a la hora que corresponde. El organismo se adapta rápido, casi siempre en dos o tres días.
3. Luz natural desde temprano. Abre cortinas, que le dé el sol en la cara. La luz es la señal más poderosa para activar su reloj interno.


4. Pantallas, fuera una hora antes. La luz azul retrasa la producción de melatonina y hace más difícil que concilie el sueño.