El disparo le dio a Davion Gunter, de 7 años. Lo llevaron al hospital, pero no sobrevivió. Todo ocurrió en segundos.
Una decisión que cambió muchas vidas
La dueña del arma, Tasha Dillard, de 25 años. Se declaró culpable y fue condenada a tres años de prisión por homicidio involuntario. Su amiga —la mamá del niño— pidió que no la encarcelaran. Aun así, la justicia decidió que la negligencia debía tener consecuencias.
Dillard admitió que los niños jugaban con pistolas de juguete y que nunca imaginó lo que pasaría. El error fue simple, pero devastador: dejar una pistola real al alcance de un niño.
Lo que nadie quiere vivir
Si hay un arma en tu casa, asegúrate de que ningún niño pueda tocarla. Habla con ellos sobre el peligro, aunque creas que “a ti no te pasaría”. La mayoría de las tragedias como esta comienza igual: con la falsa seguridad de que nada saldrá mal.
