¿Qué es el gaslighting médico?
El término viene de una peli clásica donde el esposo manipulaba a su esposa para que dudara de su percepción. Hoy, se usa para hablar de esas situaciones donde un profesional, como un doctor, no le da importancia lo que estás diciendo o sintiendo.
Cuando una mamá lleva a su hijo al pediatra y le dicen que “no es para tanto”, “eso es normal a su edad” o “seguro es un virus”, sin revisar bien o sin escuchar, eso es una forma de gaslighting médico.
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Señales de que podrías estar viviéndolo:
- El doctor te interrumpe constantemente mientras hablas de los síntomas
- Minimiza tus preocupaciones sin revisar a fondo
- Te hace sentir “exagerada” o como si no supieras nada
- No toma en cuenta tus observaciones como mamá (aunque eres quien lo ve todo el día)
¿Por qué es tan común con las mamás?
Mucho tiene que ver con el rol que históricamente se le ha dado a la mujer en la medicina: emocional, nerviosa, sobreprotectora. Esa visión machista y anticuada sigue viva en muchos consultorios, y es especialmente frustrante cuando lo único que quieres es asegurarte de que tu hijo esté bien.
Según el Journal of Women’s Health, muchas mujeres experimentan este tipo de invalidación, tanto en su propia salud como en el cuidado de sus hijos. Y no es casualidad: en muchos casos, los médicos aún cargan con un sesgo que los lleva a tomar menos en serio lo que dice una mamá preocupada.

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¿Qué puedes hacer si te pasa?
Respira profundo. No estás sola y tu intuición como mamá sí importa. Aquí algunas estrategias para enfrentar el gaslighting médico:
1. Cambia de doctor si algo no te vibra
Buscar un pediatra que te escuche, te explique con claridad y respete tus dudas puede hacer TODA la diferencia.
2. Toma nota de los síntomas
Llevar un registro con fechas, fiebre, cambios en el ánimo o alimentación, etc., ayuda a mostrar que lo que estás diciendo no es una exageración.
3. Confía en ti
Nadie conoce mejor a tu hijo que tú. Si sientes que algo no está bien, vale la pena insistir o buscar una segunda opinión.
4. Habla con otras mamás
Compartir experiencias te puede abrir los ojos (y el corazón). Muchas han pasado por lo mismo y pueden darte recomendaciones reales.
Ser mamá no te hace menos experta, al contrario
Una mamá conectada con su hijo nota cuando algo no está bien. Y aunque no tengas un título en medicina, tu voz vale. El gaslighting médico duele porque hace que dudes de tu intuición, pero esa intuición es justo lo que muchas veces salva.
Recuerda: tú estás ahí todos los días, tú lo conoces, tú lo cuidas. No dejes que nadie te haga sentir menos por eso.