¿Por qué los niños caminan de puntitas?
1. Desarrollo normal
Durante los primeros años, algunos niños experimentan con diferentes formas de caminar. Si no hay otros signos de alarma y pueden caminar con toda la planta del pie cuando se los pides, es probable que no haya motivo de preocupación. Déjalos divertirse un ratito.
2. Hábito o así les gusta
Algunos simplemente encuentran más cómodo caminar de esta manera. En estos casos, suelen alternar entre caminar de puntillas y apoyar toda la planta del pie sin dificultad. Un hábito que se va solito.
3. Tendón de Aquiles corto
Si el tendón de Aquiles es más corto de lo normal, el niño podría sentir dificultad para apoyar completamente el pie en el suelo. Esto se puede corregir con ejercicios, fisioterapia o con intervención médica. Si lo sigue haciendo después de los 3 años, podría ser esta la razón.
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4. Trastornos neuromusculares
En casos menos frecuentes, caminar de puntitas puede estar relacionado con condiciones como la parálisis cerebral o la distrofia muscular. Estos casos suelen acompañarse de otros signos como rigidez muscular o dificultades en la coordinación.
5. Trastorno del espectro autista (TEA)
Algunos niños con TEA pueden caminar de puntitas debido a hipersensibilidad sensorial o dificultades en la integración motora. Sin embargo, este no es un indicador exclusivo del trastorno.

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Si quieres desocuparte de las preocupaciones y ves que tu crío camina de puntitas, ve con el podólogo para:
- Descartar que existe un problema neurológico.
- Evitar los efectos de moverse de puntillas, que pueden ocurrir en caso de no tratarlo a tiempo en los pies, la espalda, la rodilla o la cadera.
¿Cuándo ir a un especialista?
Si el niño camina de puntitas ocasionalmente, es probable que sea parte de su desarrollo normal. Sin embargo, es recomendable consultar a un especialista si:
- Camina de puntillas muy seguido después de los 3 años.
- No puede apoyar el talón en el suelo.
- Tiene rigidez en las piernas o debilidad muscular.
- Tiene dificultades para mantener el equilibrio o caídas frecuentes.
- Muestra otros signos de alerta en su desarrollo motor o social.
El tratamiento dependerá de la causa subyacente. En muchos casos, no se necesita intervención. Sin embargo, si hay un problema muscular o neurológico, el médico puede recomendar:
- Ejercicios de estiramiento para mejorar la flexibilidad del tendón de Aquiles.
- Fisioterapia para fortalecer músculos y mejorar el patrón de marcha.
- Uso de férulas o soportes ortopédicos en casos más severos.
- Evaluación neurológica y sensorial si se sospecha de un trastorno del desarrollo.
Caminar de puntillas es común en los niños chiquitos y, en la mayoría de los casos, es una etapa transitoria. Sin embargo, si persiste o se acompaña de otros signos, es recomendable consultar a un especialista para descartar posibles problemas subyacentes. La intervención temprana puede marcar la diferencia en el desarrollo motor del niño.
Fuentes:
- American Academy of Pediatrics (AAP)
- National Institutes of Health (NIH)
- Mayo Clinic