1. Tu bebé es único
Por eso tiene su propio temperamento, así como necesidades e intereses propios. Trata de identificar el tipo de llanto que emplea para que sepas lo que quiere y le des lo que necesita, por ejemplo, cuando llora por hambre, sueño o aburrimiento.
2. Crea un ambiente nocturno
Procura que su cuarto sea tranquilo y lo más oscuro posible. Acuéstalo en una habitación con temperatura alrededor de los 20º C, ya que demasiado frío o calor podrían despertarlo.
3. Ritual para dormir
Establece una rutina de actividades para marcar el tiempo que debe permanecer despierto y cuando deba ir a la cama. Crea hábitos para ayudarlo a identificar que llegó la hora de dormir, por ejemplo dale un baño o un masaje antes de acostarlo.
4. ¡Puede solo!
Es probable que tarde media hora en conciliar el sueño. No te precipites si llora y dale la oportunidad de que experimente una forma de calmarse. Ayúdalo en caso de que no lo consiga.
5. La cuna es para dormir
Acuéstalo antes de que se duerma para evitar que se despierte cuando lo dejes. No juegues con él dentro de la cuna porque puede interpretarlo como una recompensa por estar despierto.
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6. Sin biberón
Evita acostarlo con él porque cuando se lo haya terminado inevitablemente despertará para buscarlo. Además es perjudicial para los dientes que pronto saldrán y puede ser sinónimo de caries.
7. Música para cerrar los ojos
Envuelve sus piernas y cántale una canción. Ponle algo que lo tranquilice y acuéstalo de lado para evitar los sobresaltos.
8. El gran truco
Mantenlo despierto durante el día y no permitas que tome una siesta de más de tres horas seguidas. Evita que realice actividades físicas intensas un par de horas antes de acostarlo.
9. En su propio espacio
Si a partir de los 9 meses de edad todavía duerme contigo, este es un buen momento para enseñarle que tiene su lugar para dormir. Eso evitará que busque tu compañía para descansar.
10. Sé firme
Establece una hora de sueño y sé constante con el horario que has fijado en cada etapa de su desarrollo.
11. Baja el ritmo
Disminuye la estimulación en la noche: aliméntalo, cámbialo y arrúllalo en silencio y con rapidez, pero a media luz o casi en la oscuridad. Evita despertarlo para jugar, pues puedes alterar los patrones de sueño.
12. Compañero de almohada
Desde los 9 o 10 meses de edad, regálale un juguete de transición que le dé seguridad y le ayude a quedarse dormido cuando despierte sin que tengas que levantarte para tranquilizarlo.