Esas experiencias me ampliaron la visión como mamá, ya que entendí la importancia de transmitir seguridad y aceptación para que desarrollar sus sueños y metas al crecer, no sea un problema para mis hijas.
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¿De verdad es tan importante? Creo firmemente que sí. Lo afirmo con base en casos que he vivido a través de mi trabajo, de madres que compiten con sus hijas, de mujeres que pierden la confianza por haber ganado unos kilos de más o por no verse como de revista, cuando en realidad son brillantes en su trabajo y muy capaces.
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Y no sólo estoy hablando de belleza. Hablo específicamente explicando como la aceptación empodera a los seres humanos hasta alcanzar sus objetivos; no son características faciales, tono de piel o medidas lo importante, se trata de amor propio y respeto a sí mismo.
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Es por ello que debemos poner especial atención para inyectar confianza a nuestros hijos a medida que van creciendo.
¿Pero como lo hacemos? ¿Cómo lograrlo? Como diría mi abuelo, con el ejemplo. Criar niños seguros depende directamente de cómo actúas ante la vida. Es decir, tus hijos son el reflejo de lo que uno es, ellos serán el tipo de persona que tú eres.
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Para ir por el camino correcto, prefiere actuar con amor hacia ti misma. Eso incluye que agregues tiempo y presupuesto para cuidar de tu persona, sentirte linda y cómoda en tu piel. Haz las cosas que te gusten sin culpa, ya que eso te alimentará internamente con mayor felicidad y podrás compartirlo con tus hijos; de nada sirve ser una madre sacrificada si envías la factura a tus seres más amados después.
Acéptate frente al espejo con defectos y virtudes. Algo que debes recordar es que nadie es perfecto y hasta el más seguro tiene sus dudas. Centra tus acciones en ti, en lo que quieres hacer, sentir y cómo deseas vivir: ser una mujer que se acepta y es feliz es el mejor método para tener hijos que se acepten y sean felices.
¿Y no es eso lo que todas queremos?
Con cariño,
Laura Alvarado