Esas frases son comentarios que llevan a quien los dice a ser cómplices de conductas que pueden estar dañando la integridad de un ser humano que puede ser niño, adolescente o incluso adulto.
Bullying escolar y todo lo que no se ve
Se considera bullying cuando es una agresión repetitiva hacia una persona o grupo de personas que además es intencional y que tiene como finalidad intimidar o lastimar a quien la recibe y puede ser verbal, físico o cibernético.
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Diferenciar el bullying de un comentario o agresión aislada es importante pues los niños están en un proceso de aprendizaje y pueden cometer errores ocasionales, lo cual no quiere decir que no deban ser atendidos.
No es necesario que la niña o niño que recibe las agresiones tenga una característica física distintiva o un rendimiento académico inferior para que sea la causa del bullying, muchas veces ese pequeño niño o niña con cara de angelito puede ser el agresor y esa niña o niño a quien parecería que nada ni nadie lo lastimaría puede ser el agredido.
Generalmente el o los agresores encuentran en el agredido una debilidad y a partir de ahí es de donde todo comienza.
La complicidad de los maestros
Hoy en día, los maestros cuidan demasiado sus acciones pues parece que los derechos de los niños sobrepasan su autoridad y en muchas ocasiones por miedo a la reacción de los padres.
Incluso, temen a las consecuencias que pueden tener sus actos y por eso deciden dejar pasar situaciones que suceden en el día a día entre sus alumnos y sólo se hacen de «la vista gorda».
Sin embargo, esto los vuelve, de cierta manera, en cómplices y afectan la integridad de los niños que están siendo agredidos día con día con comentarios como:
- No la o lo queremos en nuestro equipo.
- Zafo con fulanito.
- Ya te infectaste porque te tocó.
- Burlarse cuando no entienden algo en clase y preguntan.
- Exponerlos en clases criticando sus errores.
- Ver a niñas y niños que están solos a la hora de recreo o que sus compañeros se burlan de ellos y si los maestros se acercan para preguntar qué pasa contestan que todo bien, que están jugando.
- Estas y más acciones pasan todos los días y es importante que se atiendan de inmediato para que no sigan escalando.
Las consecuencias
Además es mucho más sencillo y útil que los niños aprendan las habilidades sociales que tienen que ver con estas conductas en el ambiente en el que suceden diariamente que en un ambiente contenido.
Es decir es importante que se atiendan y reflexionen en el momento y que las consecuencias las platiquen y trabajen todos.
Por otro lado están los niños que difícilmente se atreven a acusar a los agresores y se quedan como observadores silenciosos con tal de no perder el sentido de pertenecía o convertirse en los acusones o en los nuevos agredidos.
Y los padres del niño o la niña agredidos que muchas veces no se atreven a acercarse a la escuela por temor a no ser comprendidos, a que expongan a sus hijos y les vaya peor o que se han atrevido a acercarse y no se sienten o no son escuchados.
Por último, los padres del agresor que si los llaman no creen que sus hijos sean capaces de hacer lo que les están comentando y los defienden sin indagar.
Lamentablemente, México sigue siendo el país con mayor incidencia de bullying en todo el mundo, según un estudio realizado por la ONG Internacional Bullying sin Fronteras.
Hagamos que México tenga primeros lugares en cosas que valgan la pena presumir.
Todos podemos cambiar este resultado tomando acción, promoviendo conductas de compañerismo, empatía y solidaridad en los colegios y en casa recordar que los niños aprenden a autorregularse y a reaccionar como lo hacen los padres.
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