El agua es básica para la hidratación y buena salud de los niños. Se encarga de transportar nutrientes y oxígeno a todo su cuerpo y los mantiene hidratados. Por eso, aunque tu hijo te diga que quiere leche o juguito, lo ideal es que lo acostumbres a que tome agua desde pequeño porque es parte de los hábitos que debe aprender para cuidar su cuerpo.
¿Cuánto debe tomar?
Recuerda que un bebé puede empezar a tomar agua a partir de los 6 meses, antes de esa edad lo ideal es que sólo consuma leche materna. Esta es la cantidad de agua que debe tomar un niño:
● Un bebé de 6 meses a 1 año – Se sugiere de 800 mililitros (ml) a 1 litro al día.
● Un bebé de 1 a 2 años – Aumenta su necesidad de 1,100 a 1,200 ml al día.
● Un niño de 2 a 3 años – Alrededor de 1,300 ml cada día.
● Un niño de 4 a 10 años – Aproximadamente de 4 a 6 vasos de agua al día.
● Un niño de 11 a 17 años – Debería tomar de 6 a 8 vasos de agua al día.
También es importante conocer qué tipo de agua dejamos que los críos tomen, porque a veces no le damos la importancia necesaria para conocer cómo se envasa y, en ocasiones, dejamos que tomen agua que proviene directamente del grifo y no es lo ideal, ya que, en muchos casos, puede estar contaminada con metales pesados que provocan enfermedades como cáncer de riñón, hepatitis o, incluso, algunas más graves con consecuencias fatales.
En el caso de aquellas familias que toman agua de algún envase que se rellena en locales cercanos a su domicilio, consideren que no es lo mejor, porque la mayoría de este tipo de negocios o expendios de agua no cumplen con los estándares de calidad y seguridad impuestos por las normas de Cofepris.
De hecho, más allá de pensar en cuánta agua deben tomar los niños, hay que estar conscientes de la calidad de lo que consumen, porque estudios han comprobado que 7 de cada 10 envases están contaminados, principalmente con bacterias coliformes provenientes de materia fecal.
Lo anterior sucede porque el personal que atiende los negocios rellenadores no suele tener las medidas de higiene correspondientes, o no dan el correcto mantenimiento y saneamiento de las instalaciones, por lo que la calidad de los botellones no es la mejor.
Debemos cuidar el origen del agua que consumen los niños, pues si está contaminada se incrementa exponencialmente el riesgo de contraer enfermedades como diarrea, deshidratación o hepatitis.
Recuerda que es muy importante verificar que el agua que toman los niños y toda la familia sea de calidad y se filtre o purifique en lugares que cuenten con el aviso de operación y estudios de calidad no mayor a 3 meses. Y en caso de que no sea así, lo denuncies a Cofepris o en aguaenmexico.com.