Los accidentes pasan en cualquier momento y difícilmente los puedes prevenir, por eso es importante saber qué hacer en caso de que tu hijo pase por alguno.
Lo primero que tienes que hacer es hacerle saber que no pasó nada grave, que está bien y que tienes todo bajo control. Si tú te asustas lo vas a preocupar más a él y esto no ayuda a nadie. Háblale con una voz suave y dile que todo está bien antes de empezar con el proceso de curación.
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Desinfecta
Siempre que tu hijo se haga cualquier tipo de herida en donde la piel esté expuesta tienes que buscar algo con lo que desinfectar para que no pase a mayores. Hay muchas cosas que puedes usar, pero lo mejor es un spray antiséptico. Evita usar alcohol para desinfectar las heridas, ya que este quema y maltrata la piel de tu hijo.
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Protege la herida
Usa Curitas, siempre son una buena y práctica opción. Además protegen la herida de agentes externos que podrían infectar y contaminar la herida, aseguran la absorción de sangre y secreciones, reducen el dolor y hacen más cómodo el proceso de curación. Lo mejor es que hay diferentes tamaños, diseños y modelos llamativos con las que tu pequeño puede identificarse y estar feliz.
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Cuida la herida
Es muy importante que después de proteger la herida con el Curita, cuando ya no exista ningún tipo de secreción, apliques un ungüento cicatrizante para que ayude a regenerar la cicatrización de la herida. Esto hará que el proceso de curación sea más rápido y la cicatriz sea menor. No olvides volver a colocar un Curita nuevo para seguir protegiendo la herida.
Jamás retires la costra, por más tentador que esto sea. Es una capa protectora natural que se forma con la misma sangre cuando se seca y protege la herida. Si la arrancas, además de abrir nuevamente puedes introducir bacterias en ella y hacer que se forme una cicatriz más grande.