Los adultos pensamos que somos más inteligentes que los niños, que estamos listos y preparados para educar a los hijos. Por lo menos eso es lo que creemos cuando están en nuestra panza; claro, ahí están bien a gusto, calientitos, alimentados y bien portados. Nada de problemas, nada de educar, nada de preocupaciones ni correr detrás de ellos.
Cuando nacen es fácil: duermen, comen, duermen, comen. Luego empiezan a gatear, agarrar cosas, las chupan, las avientan, las levantas, las avientan, las levantas. Pan comido.
Empiezan a balbucear y son lo más adorable que existe, “aguuguu, aguuguuu, ga ga, papapa, mamamama, auuuuaaaa”; muy tierno todo, los sonidos más hermosos que hemos escuchado jamás. De pronto ¡zas! Empiezan a hablar y todo lo que querían decir durante esos dos años que no hablaron, sale como una lluvia imparable. ¡Cuál lluvia! Una tormenta de preguntas y sus respectivas respuestas.
Es difícil contestar a la perfección, pero para mí es la etapa más linda que hay. Las preguntas son lo de menos; las ocurrencias son lo que me vuele loca, loca de amor.
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Es en esta etapa cuando nos damos cuenta que nuestros hijos son los más astutos, listos, inteligentes y divertidos que existen, ¿a poco no? Imposible subestimarlos, nos maravillan con sus astucia y simpatía.
Les presumo que en esta casa vive un niño que es astrónomo, médico, filosofo, activista y hasta científico. Les aseguro que en la suya tienen también las mil profesiones personificadas en su pequeño hijo. Comparto algunas frases que me han tomado por sorpresa: deducciones maravillosas y análisis profundos que se avienta el pequeño Bruno así de la nada. Luego, ustedes me cuentan las suyas.
«Bruno ¿te traigo papel para sonarte?»
 «Sí, por favor y también limonada»
 – Bruno el patrón
Amanece con tos, le digo que no va a ir a la escuela y contesta:
 «No podré terminar mis pendientes, una torre de pendientes que tengo»
 – Bruno el responsable
Va al baño, termina de hacer popó, ve el escusado y grita: «Papaaaaaaaá, mira Saturno y sus aros»
 – Bruno el astrónomo
«Bruno, mañana disfrutas mucho el Día del Niño en la escuela»
 «¿Y cuándo va ser el día de la niña?»
 – Bruno el activista
«¡Bruno, dame el iPad inmediatamente!»
 «¡Tranquilaaaaaa!»
 – Bruno el pacifista
«Mamá cuando México perdió el mundial, ¿sabes qué le dije a Mat?»
 ¿Qué?
 «Ay, ay, ay, canta y no llores»
 – Bruno el patriota
“Yo, cuando sea adulto, voy a roncar»
 – Bruno el visionario
“Cada día estoy aprendiendo algo nuevo”
 “¿Qué aprendiste hoy?”
 ”Que cuando te echas un pun ¡significa que quieres hacer popó!”
 – Bruno el aprendiz
«Mamá, ¿me prestas tu iPad?»
 “No, papá dice que es muy temprano»
 “Ándale, tú haces las reglas de tu iPad»
 – Bruno el legislador
Vamos caminando, pasa un niño y dice: «Ese niño no tiene triciclo»
 Le pregunto a Bruno: “¿qué dijo el niño?”
 Contesta: «Que qué padre mi avión»
 – Bruno el optimista
«Mamá, ¿podemos ir a casa del amigo de papá?»
 «No, ¿por qué?»
 «Porque hay una chica más bonita que tú»
 – Bruno el galán
«Papá, me eché un pun»
 «¿Qué onda, Bruno? Si te echas uno en la escuela, no le vayas a decir a la maestra»
 «No importa, de todas maneras los huele»
 – Bruno el realista
Estoy regañando a Bruno y me contesta: «Pero si tú eres muy adorable, no me regañes»
 – Bruno el escapista
La taza del baño recién lavada deja el agua azul. Bruno va al baño, hace pipí y dice:
 «Si mezclas el azul y el amarillo, tienes verde»
 – Bruno el químico
Mamá, ¿quién va a ser la mamá de mis hijos?
 – No sé, una chica divertida que juegue mucho contigo.
 – ¡No quiero una niña, quiero una mamá!
 – Bruno el marido
«Mamá ¿me prestas el iPad?»
 “¡No!»
 «Estoy cansado de que no me presten el iPad!»
 – Bruno el contestatario
Y de la nada Bruno dice: «Se nos fue el día»
Y así se nos van los días y el tiempo como dice el buen Bruno; yo mejor disfruto cada gracia y ocurrencia que tiene porque el tiempo vuela, de pronto ya crecieron y no necesitan como antes nuestras respuestas ni nuestro asombro. Ahora es el momento de aprovecharnos, compartir con ellos y gozarlos al máximo.
«Eres bien chida mamá»
 – Bruno
 (Me derrito)
