No obligar a tu hijo a comer es mejor
A inicios de los 90, aún era normal que los padres nos obligaran a comer. Eran horas interminables sentados en la mesa con el plato frío y la típica frase «No te paras hasta que te lo acabes», ¿te suena? Pues en ese entonces aún no se hablaba tanto sobre lo contraproducente que esto resultaba y la conclusión de la Academia Americana de Pediatría, a finales de los 70, sobre que el apetito del niño “es errático e impredecible”, y no debe forzarse a comer en casa pero tampoco en el colegio, no se conocía. Ahora todo es diferente.
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En 2013, Julio Basulto, dietista-nutricionista confirmaba que “obligar a un niño a comer no es ético, ni educativo y es contraproducente. El objetivo no es que el niño coma sino que quiera comer, y que quiera comer saludable, y eso no se consigue con la coacción, con la presión, con la insistencia ni con premios y castigos. El niño es el único que sabe cuánto tiene que comer, eso no lo sabemos los nutricionistas, ni los médicos ni lo saben los padres. Solo lo sabe el cerebro del niño”.
Seguramente muchos padres aún piensan que «los niños no saben lo que quieren», pero la realidad es que ellos saben cuándo es el momento de parar. Seguimos pretendiendo que coma porciones similares a las de un adulto y sin duda esto es una acción contraria si queremos reducir el nivel de obesidad de nuestro país.
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Por su parte, la también dietista, María Manera Bassols, comenta que obligarlos es «una falta de respeto hacia el niño, no es efectivo». Resultando que este niño relacione el acto de comer como una experiencia desagradable, llevando a los niños a no querer comer y a los padres a recurrir a acciones desesperadas, mismas que Julio Basulto ha resumido en:
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
- Amenazar
- Chantaje emocional
- Hostilidad y despotismo
- Humillación
- Mentira
- Presión y/o coacción
- Terror
- Violencia y/o maltrato psicológico
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Es normal que como padres, nos preocupemos sobre la salud nutricional de los críos, que nos informemos y estemos pendientes de que coman bien; es decir alimentos de calidad, no comida chatarra.
¿Cómo puedes apoyarte?
Tú puedes hacer que la hora de la comida sea un momento muy agradable, donde tu hijo también disfrute para que después no genere problemas alimenticios como anorexia, bulimia o incluso obesidad.
La especialista Gloria Colli, recomienda que lo primero es apagar la televisión y platicar de temas que a todos le importen. Si la comida no es la favorita de tu hijo, no lo obligues a comerla simplemente recuerda que él hará lo que sus padres, que te vea comerlo para que él se anime a probarlo.
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¿Qué sucede si sigue aferrando a no comer? Respétalo como si fuera un adulto, explica la experta María Manera Bassols, quien afirma que «las señales de autorregulación de hambre y saciedad son innatas y, en los niños sanos son efectivas a la hora de cubrir sus requerimientos energéticos y nutricionales… No existe justificación nutricional para forzar a comer a alguien que no tiene hambre o no quiere comer”.
Articulo original de: elpais.com