La agresión es parte integral del desarrollo normal de los niños. Entre los tres y los cinco años es común ver que arrebaten los juguetes a sus compañeros, peguen, pateen, muerdan o griten hasta ponerse morados. A veces, la causa es simplemente miedo, sobre todo cuando se siente acorralado por otro niño.
También tiene que ver con el instinto y con las circunstancias. Hay que recordar que durante esta etapa un niño está aprendiendo muchas habilidades, desde usar las tijeras hasta hablar, por lo que es fácil que se sienta frustrado y que acabe pegándole al niño que está junto.
Si un niño está molesto por algo o se siente ignorado, saca su enojo con la primera persona que encuentra. En ocasiones el motivo es simplemente que está cansado o que tiene hambre, y al no saber qué hacer, reacciona con enojo, ya sea pegando, mordiendo, empujando, pateando o gritando a quien esté a su lado en ese momento.
La buena noticia es que esta etapa finalmente se le pasará conforme descubra cómo usar las palabras en vez de los puños. La clave reside en ayudarlos a darse cuenta de que van a obtener mejores resultados resolviendo con palabras el problema que jalando el pelo a otros niños.
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Tips para lidiar con niños agresivos:
- La constancia. Necesitas responder siempre igual, tu hijo debe saber qué va a pasar si actúa de una u otra forma.
- Hablen del tema. Te recomiendo no dejar pasar más de 30 minutos o una hora porque puede olvidar lo que pasó. Por ejemplo: “A ver María, ¿por qué crees que te enojaste tanto con Daniela?”. Hay que dejarle claro que está bien sentir enojo, pero que no debe expresarlo así, en lugar de eso puede patear una pelota o buscar a un adulto que medie el pleito, etc. En el mejor de los casos podrá usar las palabras: “Daniela, estoy enojada porque no me gustó que rompieras el crayón morado”.
- Refuerza el valor de la responsabilidad. Tus hijos deben saber que es necesario que compongan lo que descompusieron y que no es un castigo, sino una consecuencia de sus actos. Que aprendan la importancia de pedir perdón, aunque lo digan de dientes para afuera en ese momento, finalmente comprenderán las cosas.
- Premia el buen comportamiento. En vez de volcarnos sobre ellos sólo cuando se portan mal, es importante estar pendientes de cuando lo hacen bien, piden las cosas, explican su ira, etc. Por ejemplo, podrías programar un calendario de premios y otras formas de reconocer que están haciendo bien las cosas. Hay que mostrarles también lo orgullosas que estamos de ellos.
- ¡Aguas con la tele! Es muy importante que estés al tanto de las cosas que ven tus hijos en la televisión. Muchas caricaturas a veces no son tan inocentes como podrían parecer. Por otro lado, es importante que cuando te sea posible, la veas con ellos para que te cerciores de que no pasan mucho tiempo allí, y que les expliques las cosas que suceden y que se muestran como normales. Por ejemplo, una escena de un gato y de un ratón que se golpean y parece gracioso.
- Busca ayuda. Hay niños más agresivos que otros. Si la agresividad de tu hijo es frecuente y severa, es necesario buscar ayuda de un profesional, pues a veces estos comportamientos están relacionados con problemas familiares o dificultades emocionales.
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