Los hijos grandes conocen bien los horarios y jamás se les ocurriría dejar tirados los calcetines en el suelo; sin embargo, el chico tira el jugo de naranja sin ningún problema en los sillones blancos (que casi siempre acaban de lavar). Los castigos no siempre se respetan como en primeras generaciones, ¿les pasó?
El desorden e insolencia del adolescente joven pasa desapercibida en una casa en la que los hermanos mayores siempre ayudan y tienen buen comportamiento, pero esto termina por inhabilitar como adulto a quien carece de disciplina.
Ir a la misma escuela puede ser incluso hasta contraproducente, ¿la razón? los más pequeños están expuestos a la eterna comparación de los hermanos mayores: “Rodríguez, sus hermanos eran muy buenos para la literatura y las matemáticas, ¿qué hace usted?” Esos comentarios pueden causar problemas de autoestima y seguridad.
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Ahora responde con absoluta franqueza: ¿es igual de ordenado el más pequeño? No vale si los hermanos o tú terminan por recogerle todo.
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