Ejercicios emocionales para no mojar la cama
- “Cuéntame tu cuento”: Ignorar las preocupaciones de los niños es una de las formas más frecuentes de debilitar su autoestima. Es por eso que, cada día, puedes decirle a tu hijo que te invente un cuento de cómo estuvo su día y, de esta forma, puedes ir aplaudiendo sus logros y “eliminando” de forma creativa a los monstruos o problemas que lo atemorizan.
- “A mí también me pasa”: Validar las emociones de los niños haciéndoles saber que los adultos también tenemos miedo, lloramos o nos preocupamos, es una forma de crear empatía. Por ejemplo, cuando tenga miedo, cuéntale sobre alguna ocasión en la que hayas experimentado las mismas sensaciones y cómo te sobrepusiste a ellas. Esto le dará certeza de que sus problemas son comunes y que es posible superarlos.
- Meditación: Unos padres relajados infunden seguridad y serenidad en sus hijos. Establece el hábito diario de meditar y agradecer todo lo bueno que les pasa.
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- “La caja de herramientas”: Dejarle claro a tu hijo que a veces necesitamos ayuda de personas, expertos o herramientas, le dará a entender que no tiene por qué sentirse culpable cuando algo malo le sucede o se hace pipí en la cama.
Por ejemplo, puedes decirle que los calzones desechables GoodNites® son la herramienta que lo ayudará a que su camita esté seca todas las mañanas, porque gracias a ellos se hace un poquito más independiente para superar el problema. Lo importante es hacerle saber que tiene cómo resolver lo que le preocupa.
- “La burbuja de paz”: Crea un espacio en el que se pueda sentir seguro y donde pueda tener las cosas bajo control. Una vez que nos familiarizamos con lo extraño y se vuelve parte de la vida, dicha sensación está destinada a desaparecer, a menos que detrás de ella se escondan otros factores de índole emocional. Por lo pronto, no huyamos de lo que nos hace humanos: aprendamos a utilizar los temores a nuestro favor, para adaptarnos al mundo.
Si se sigue haciendo pipí, ¿me debo preocupar?
Como todo en la vida, la práctica hace al maestro, así que estos ejercicios deben realizarse con constancia y ser acompañados de tu apoyo moral cada que moja la cama.
Pero, si un niño deja de hacer cosas que son necesarias o agradables, como ir a un lugar que antes disfrutaba, asistir a la escuela o dormir, con tal de no enfrentarse a los estímulos que le provocan ansiedad, estamos ante un trastorno conductual o una patología, que es necesario atender con la asesoría de algún especialista, como un psicoterapeuta infantil.
No debes alarmarte si esto sucede, lo importante es comprender qué está generando este comportamiento, de tal forma que tu hijo pueda salir adelante lo más rápido posible, para que continúe con su vida y disfrute experiencias y momentos importantes en cada etapa.