Por desgracia, una cuarta parte de los niños menores de cinco años en todo el mundo -es decir, 156 millones de niños según estimaciones de 2016- padecen desnutrición crónica, lo que les impide alcanzar todo su potencial, porque en su desarrollo repercute una nutrición inadecuada. A esto se le aúna la carencia de estimulación y aprendizaje.
No obstante, la desnutrición no es el único factor en la disminución de la capacidad de crecimiento del futuro de un niño. A continuación te presentamos tres razones claves de por qué debes poner tanta atención.
1) El buen desarrollo del cerebro
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El desarrollo del cerebro humano comienza en la cuarta semana de embarazo, por tanto, interfieren la nutrición de la mamá y las situaciones que ella experimenta.
Posteriormente, para construir la capacidad cerebral intervienen factores como las experiencias, buenas o malas, que hacen que los cerebros de cada individuo se desarrollen de manera diferente. Incluso en los hermanos gemelos idénticos, los cerebros se desarrollan con diferencias gracias a sus experiencias de vida. Es por esto que son tan importantes todos los estímulos tempranos.
Pero, además de las experiencias tempranas, los cimientos de la arquitectura cerebral se establecen con ayuda de una buena alimentación y una lactancia sana. Durante los primeros 1000 días de vida, se desarrolla hasta el 80% del cerebro humano, y un bebé necesita ciertos nutrientes para crecer.
Cuando no los recibe, las conexiones que se deberían formar se alteran y las neuronas no se comunican bien entre ellas, con lo cual comienzan los problemas de desarrollo con consecuencias irreversibles. Esto, a su vez, genera efectos en la vida adulta de un niño y su éxito laboral, propiciando un déficit en el coeficiente intelectual, falta de atención, etcétera.
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2. La relación con sus padres
Los responsables de un bebé, por lo general sus padres, poseen un rol importantísimo para el desarrollo cerebral del bebe.
Por ejemplo, influye qué tantos estímulos le brindan a su hijo para que su lógica, habla y funciones psicomotrices comiencen a desarrollarse.
Sin la exposición apropiada a estímulos, no se desarrollan las conexiones necesarias en el cerebro para que, en el futuro, la persona tenga un desenvolvimiento adecuado en áreas escolares y laborales.
Otro factor, es el estrés, las peleas y ansiedad a la que el bebé es expuesto en sus primeros días de vida. Debido a que su cerebro se adapta a su entorno negativo, tendrá dificultad para adaptarse a un entorno positivo cuando sea mayor. Asimismo, tendrá dificultades para manejar el estrés en su vida como adulto.
Las experiencias positivas ayudan con el desarrollo saludable del cerebro, pero también las experiencias del maltrato infantil u otras formas de estrés tóxico, como la violencia doméstica, pueden afectar negativamente el desarrollo cerebral.
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3. Nivel socioeconómico
De acuerdo al periódico El País y al Banco Mundial, los hogares con escasos recursos económicos, son los más propensos a registrar niños con reducido desarrollo cerebral.
Esto es porque para los padres con escasos recursos existen otras prioridades, como proveer de dinero al hogar, y dejan de lado el cuidado de los niños. Y, aunque la calidad del cuidado no está necesariamente relacionada con los ingresos, la cobertura de las necesidades básicas (alimentación y enfermedades) es el primer paso para poder concentrarse en la atención de los niños.
Por tanto, la pobreza se incorpora biológicamente en el crecimiento de los niños y esto puede tener efecto a largo plazo.
En respuesta a estas pruebas convincentes sobre los beneficios de invertir en niños pequeños, así como la creciente demanda de los países, el Grupo del Banco Mundial está aumentando su apoyo para invertir en los primeros años de vida.
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