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El concepto de felicidad puede ser muy amplio, pero en realidad pensar en la idea de niños felices puede depender de muchos factores y no necesariamente de la educación.“La educación es el arma mas poderosa que puede usarse para cambiar el mundo”. -Nelson Mandela
En muchos lugares del mundo y durante décadas y múltiples generaciones, la educación ha sido un tema limitado que se ha mantenido “tradicional” y que ofrece pocos caminos sin integrar todos los aspectos del niño como: curiosidad, talentos, espiritualidad, emociones, ambiente individual o ritmo y simplemente se enfoca en el conocimiento académico.
Pero ahora es momento de entender qué otra educación es posible: “Educación consciente”, es el método probado de enseñanza de Taddy Blecher, fundador del Instituto Maharishi.
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En su reciente visita a México, en colaboración con Uma School, nos compartió su visión y ejecución de lo que es educar a niños felices y un enfoque de educación en consciencia, con cimientos e inspiración en los principios del método Montessori.
Además, va en conjunto con un acercamiento a la educación que incrementa la felicidad y el crecimiento del niño, equipándolo lo suficiente para lidiar con el estrés.
Niños felices con el método Montessori
Las escuelas Montessori han existido por mas de 100 años y se han enfocado en despertar el máximo potencial que todo niño tiene a nivel no solo intelectual, sino físico, emocional y social: desarrollando la autoestima y el amor propio; el respeto por los demás y otorgando al niño independencia y liderazgo.
Algunas de las personas mas exitosas del mundo se formaron en Montessori: Jeff Bezos fundador de Amazon; Larry Page y Sergey Brin fundadores de Google; Beyonce, Bill Gates, George Clooney, Mark Zuckerberg, Jimmy Wales fundador de Wikipedia; Gabriel García Márquez, JLo, los príncipes William y Harry, entre otros.
La visión del Maharashi Institute es “cambiar el futuro de Sudáfrica desatando el potencial infinito de sus infancias” y eso es posible en cualquier lugar del mundo.
Si revisamos el acercamiento que un maestro común tiene hacia sus alumnos, considerando incluso que los quiere, no es suficiente la buena intención o la vocación, se requiere conocer y reconocer la integridad de la persona que es el niño, escuchar y observar sus talentos y habilidades, fomentar su curiosidad, creatividad y dejar de limitarlos haciéndoles creer que siempre están a prueba y/o que no son suficientes.
La situación de los adolescentes, a nivel mundial, reporta un incremento alarmante en los niveles de estrés y ansiedad, que muchas veces se convierten en depresión y en algunos casos terminan en suicidio (infantil y juvenil) por el entorno en el que niños y jóvenes están creciendo.
Muchísimos niños se encuentran en situaciones vulnerables que les dificulta la supervivencia y otros se encuentran en situaciones sociales de riesgo que dañan su manera de sentir y crecer en el mundo.
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La educación tradicional le ha restado importancia a actividades como: yoga, meditación, respiración consciente, descanso, software de lectura, matemáticas e idiomas, a la simulación de trabajos por proyectos, a la alimentación, al ejercicio y a las disciplinas deportivas, al debate… temas y actividades que consideran extracurriculares o que bien, no son su responsabilidad; sin embargo, el niño es un ser humano integral que “necesita”
TODO lo anterior, es mente y corazón, el conocimiento en realidad, de manera consciente se adquiere de adentro hacia afuera y no de afuera hacia adentro.
La enseñanza en la educación consciente no solo tiene un objetivo de transmitir un dato o ciertos conocimientos; tiene un propósito, una intención más allá de lo académico, se incluyen la ética, los valores, la imaginación, hay el espacio para que todo sea posible y todo sea importante.
Las necesidades del niño son vitales y no se resumen en alimento, techo y sustento, estamos hablando también de sus necesidades emocionales y espirituales.
También es necesario comprender que la educación tiene que suceder desde casa, que una buena crianza es el cimiento para una buena educación, para que el niño pueda aprender a necesitar sentirse tranquilo y seguro.
De igual manera, hay que considerar que los estudiantes de hoy no solo necesitan almacenar conocimientos, pero más importante aún es que desarrollen de manera sólida habilidades para: resolver problemas complejos, tener pensamiento crítico, ser creativos, trabajar en equipo, comunicación, coordinación, dirigir a otros, inteligencia emocional, juicio y toma de decisiones, orientación al servicio, negociación y flexibilidad cognitiva y no solo de especialidad.
Recordar constantemente que el niño es cuerpo, sentidos, mente, intelecto, sentimientos, ego y ser, nos puede dar una idea de qué estamos omitiendo o ignorando al momento de educar.
Nos hemos enfocado en la capacidad intelectual y hemos descuidado la inteligencia emocional y la resiliencia infantil, herramienta vital de supervivencia.
Regresar a lo básico es importante: cuidar una buena nutrición, de alimentos reales y no solo comestibles; buena calidad de sueño; ejercicio físico; regulación de emociones a través de la meditación.
No lo sabemos todo, la vida se trata de vivirla y enseñar a un niño, seas padre o maestro requiere ser digno para desarrollar a un ser humano completo, no solo la mente, pero también su corazón.
Sabemos muy poco de todo, los niños merecen ser puestos en primer lugar como seres humanos, preciosos y únicos como son, ellos aman aprender, tienen pasión por la vida y merecen por todos los medios conservarla para alcanzar su máximo potencial.
Y tú, ¿qué educación estás ofreciendo a tus hijos?, revisa con el alma y con la mente abiertas si tu crío recibe lo mejor no solo en conocimientos escolares, sino lo mejor para el ser humano que es él y que día a día debería sentirse más feliz y más pleno al aprender.
