Si recordamos nuestra propia infancia, ¿con qué frecuencia nos encontrábamos reprimiendo nuestras emociones? Incluso una simple mirada de nuestros padres podía asustarnos y hacernos callar nuestro llanto.
Sentíamos que teníamos que ocultar cómo nos sentíamos y eso a veces nos hizo sentir que no éramos realmente nosotros mismos. ¿Cuántas veces nos hemos guardado nuestras emociones, como el enojo o la tristeza, por temor a lo que otros pensarían de nosotros?
Nos enseñaron que no estaba bien mostrar ciertas emociones, y en ese proceso, perdimos algo de nuestra verdadera esencia y autenticidad, viviendo más para complacer a otros que para nosotros mismos.
El llanto de un bebé es su forma inicial de comunicarse y expresar sus necesidades básicas. Como padres, tenemos la responsabilidad de entender y aceptar esas emociones desde el principio. Al hacerlo, les mostramos a nuestros pequeños que sus sentimientos importan y que está bien expresarlos.
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Criar niños auténticos requiere amor
Fomentar la expresión emocional significa escuchar cuidadosamente a nuestros hijos, incluso cuando sus palabras no sean muy claras. Conforme crecen, experimentan una amplia gama de emociones: alegría, tristeza, enojo, miedo y muchas más.
Para criar niños auténticos, con buena autoestima, debemos animarlos a hablar de lo que sienten y brindarles herramientas para hacerlo de manera saludable.
Además, es un regalo que perdura toda la vida. Ayudar a los niños a aceptarse tal como son es fundamental para su bienestar emocional. Esto significa decirles que está bien no ser perfectos y que todos cometemos errores.
La autoaceptación les ayuda a construir una buena autoestima y a ser fuertes ante la presión de encajar en moldes sociales.
Como padres, podemos fomentar la autoaceptación con nuestras palabras y acciones. Primero, necesitamos ser auténticos y honestos con nosotros mismos. En lugar de centrarnos en sus errores, celebremos sus logros y los momentos en que superan dificultades. Recordémosles que son únicos y especiales, y que sus diferencias son lo que los hace valiosos.
Se empieza a criar niños auténticos cuando fomentamos la expresión emocional y la autoaceptación en nuestros hijos porque estamos plantando las semillas de la empatía y la comprensión hacia los demás. Los niños que se sienten seguros expresando sus propias emociones son más capaces de entender y apoyar las emociones de los demás.
Esto es esencial para construir relaciones saludables y contribuir a un mundo más compasivo.
Cada día nos brinda la oportunidad de reforzar estos valores y ayudar a nuestros hijos a ser niños auténticos y resilientes que dejarán una huella positiva en el mundo que los rodea.