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Las preguntas adecuadas para tener buena comunicación con un hijo

María Montessori solía decir que para tener buena comunicación con un hijo y comprenderlos, debíamos tener claro cómo les hablamos.

buena comunicacion con los hijos

Crédito: que preguntarle a un niño para que te conteste bien

María Montessori solía decir que para tener buena comunicación con un hijo y comprenderlos, debíamos aprender a hacerles las preguntas adecuadas. A través de las preguntas, podemos llegar a la causa, al fundamento, a la esencia de lo que un niño necesita en un momento determinado.

Permíteme compartirte un ejemplo: Hace unos días, mi hijo se despertó y me pidió que le comprara unas galletas en forma de flor. Entonces le pregunté: ¿Dónde comiste esas galletas en forma de flor? Me respondió que las había comido en el colegio, así que le pregunté: ¿Quién te dio la galleta de flor? Me dijo que la miss se la había dado, y entonces le pregunté: ¿Por qué te dio la galleta de flor? Me explicó que fue porque estaba llorando, así que le pregunté: ¿Y por qué estabas llorando? Me contó que se había caído y lastimado la rodilla.

Entonces recordé el momento en que fui a buscarlo al colegio, y salió con una curita en la rodilla, me contó lo mucho que le dolía. Le dije: Recuerdo perfectamente cuando pasé por ti y me contaste que te dolió mucho, ¿verdad? Él respondió: Sí, mamá.

Luego le dije: Quiero entender, entonces, ¿por qué la miss te dio una galleta de flor? Y él me respondió: Para que dejara de llorar. La miss me dijo que los niños grandes no lloran. Finalmente, había descubierto por qué mi hijo quería esas galletas en forma de flor. ¡Aquí sucede la magia de ir formando la buena comunicación con un hijo!

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Entonces, hablé con él y le expliqué que incluso papá también llora cuando se lastima. Le conté una situación que ocurrió hace unos meses cuando papá lloró debido a un pequeño accidente en el coche.



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Le recordé que podía llorar cuando se lastimara, y que en casa siempre hemos estado allí para acompañar sus sentimientos y validarlos. Le dije que sí le compraría las galletas en forma de flor, pero las comeríamos todos juntos en familia como postre.

Por eso, le pedí que la próxima vez que ocurriera algo similar, le recordara a la miss que él también puede llorar y que no necesita una galleta de flor para dejar de llorar.

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Los niños, al igual que casi todo el mundo, aprenden haciendo preguntas, incluso si a veces no las hacen con palabras, sino con su mirada fija en algo, con la boca abierta o con la mano en alto. Aprender a formular preguntas no solo como padres, sino también enseñarles a nuestros hijos a formular preguntas asertivas, ayudará a establecer una excelente comunicación y a perfeccionarla en el futuro.

A menudo nos sentimos abrumados cuando queremos explorar y comprender las emociones de nuestros hijos, o cuando están pasando por situaciones específicas, e incluso en las explosiones cotidianas sin razón aparente. Los invito a observar y a hacer preguntas, ya que ahí está la clave para abrir una comunicación con sus hijos.

Aquí hay algunas características para formular preguntas esclarecedoras para tener buena comunicación con un hijo:

  • Formular preguntas es una forma eficaz de aclarar temas y significados a través del diálogo y la reflexión.
  • Las buenas preguntas se centran en la información más relevante, significativa e interesante, y están diseñadas para generar respuestas que afirmen o aclaren la situación, dándole profundidad al tema.

Por ejemplo, si me hubiera quedado solo con la solicitud de mi hijo de querer las galletas en forma de flor, simplemente se las hubiera comprado sin comprender la causa detrás de su deseo. Sin embargo, al hacer preguntas, pude darle una gran enseñanza que tendrá un impacto positivo en su vida. Mi hijo tiene tan solo 3 años y medio, y quizás te preguntes desde qué edad podemos empezar a hacer preguntas. Desde el primer año de vida, podemos hacer preguntas simples como, por ejemplo: «¿Quieres agua, verdad?».

Te compartiré ejemplos de preguntas cerradas y abiertas para entablar una buena comunicación con un hijo:

Preguntas cerradas:

¿Te gusta el color azul?
¿Has terminado tus deberes?
¿Quieres jugar afuera?
¿Has comido tu almuerzo?
¿Prefieres leer o jugar?

Preguntas abiertas:

¿Qué opinas del color azul? ¿Por qué?
Cuéntame cómo te ha ido en la escuela hoy.
¿Qué te gustaría hacer para divertirte ahora?
¿Qué te pareció la comida de hoy? ¿Te gustó algo en particular?
¿Qué actividades te gustaría hacer en tu tiempo libre?

Las preguntas cerradas generalmente tienen una respuesta breve y directa, mientras que las preguntas abiertas permiten una respuesta más amplia y fomentan la conversación con detalles y así es como se va construyendo una buena comunicación con un hijo.

Recuerda que las preguntas abiertas son útiles para comprender mejor los pensamientos y sentimientos del niño, mientras que las preguntas cerradas son útiles para obtener respuestas rápidas y específicas.

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Las preguntas nos permiten descubrir las necesidades, deseos y emociones de los niños, brindándoles un espacio seguro para expresarse. Además, las preguntas abiertas estimulan la reflexión y el pensamiento crítico, promoviendo el desarrollo de habilidades cognitivas y comunicativas en los niños.

Al hacer preguntas, mostramos un interés genuino y establecemos una base sólida para brindarles el apoyo y la orientación adecuados. En esencia, las preguntas nos ayudan a construir una relación sólida con nuestros hijos, en la cual la comunicación y el entendimiento mutuo se fortalecen

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