Comencemos por entender que los niños son como esponjitas curiosas, siempre listos para absorber conocimientos y experiencias de su entorno.
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Si les permitimos ser los protagonistas de su aprendizaje y crecimiento, los estamos ayudando a ser niños más activos y autónomos, propiamente a tener una infancia consciente. De hecho, de no hacerlo, únicamente se convertirán en receptores pasivos de información.
A veces, sin darnos cuenta, pasamos la vida dándoles órdenes y esperando que obedezcan sin cuestionar. Pero eso puede anular su autenticidad y criterio. Cuando les damos libertad y confianza, pueden sorprendernos con la capacidad que tienen para aprender.
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Niños conscientes y felices
Ahora, hablemos de la importancia de incentivar el juego. Jugar no es solo una forma de pasar el tiempo, es algo fundamental para que los niños aprendan y desarrollen habilidades, para que tengan una infancia consciente y feliz.
A través del juego, ellos exploran, experimentan con el mundo real, dan rienda suelta a su creatividad y aprenden a resolver problemas por sí mismos. Es ahí donde pueden descubrir sus talentos, pasiones ocultas y tener una infancia consciente y plena.
No podemos olvidarnos de la salud emocional. En la infancia es cuando aprenden a reconocer y expresar sus emociones de manera saludable, a establecer relaciones significativas y a comunicarse efectivamente.
Esto es lo que les ayudará a construir relaciones sólidas y satisfactorias cuando sean adultos, tanto en lo personal como en lo profesional.
Tu papel como papá y mamá
Como padres, nuestro papel principal no es imponer conocimientos, es ser guías y facilitadores en el proceso de aprendizaje. Es guiar a los críos para que vivan una infancia consciente y se desarrollen.
Debemos darles las herramientas y recursos necesarios para que desarrollen sus talentos y sigan sus propios intereses. Queremos que descubran el mundo a su propio ritmo y sigan su propio camino de desarrollo.
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Acompañar a nuestros hijos respetuosamente significa estar presentes y atentos a sus señales y necesidades. Escucharlos de verdad, darles espacio para expresarse y validar sus emociones.
Claro, también es importante establecer límites claros y consistentes para que aprendan a ser autónomos y responsables.
En resumen, como padres, tenemos el deber de honrar, nutrir y vela porque los hijos tengan una infancia consciente. Queremos que crezcan siendo adultos plenos y realizados. Acompañémoslos en este maravilloso viaje de la vida y disfrutemos cada momento juntos.
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