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Trastornos emocionales en la infancia y adolescencia más comunes

Identifica si en tu familia hay alguien padeciendo alguno de los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia y actúa.

Vamos para un año de aislamiento y los niños están sufriendo un daño colateral que se ve reflejado en sus emociones. Varios de ellos están presentando signos agudos de estrés, irritabilidad, ansiedad, retrocesos en las etapas de desarrollo, reacciones violentas y hasta cuadros de depresión. Para aprender a identificar los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia, traemos a Juan Pablo Arredondo quien nos dirá cómo ayudarlos.

¿Identificaste alguno de los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia?

¿Sabían que uno de cada cuatro niños padece ansiedad por el confinamiento y siete de cada 10 tienen ansiedad? Según estudios de Save The Children.

Como bien mencionas Martha, con el aislamiento causado por la pandemia, las cifras de niños que padecen algún trastorno han aumentado; sin embaro, esto se ha venido notando durante la última década y muchas veces ha pasado desapercibido por parte de los padres, lo que ha generado que muchos jóvenes e incluso niños presenten conductas graves como: adicciones, comportamientos agresivos y problemas mentales.

¿Qué es un trastorno emocional?

  • Una inhabilidad de aprender que no puede explicarse por factores intelectuales, sensoriales o de la salud.
  • Una inhabilidad de formar o mantener relaciones interpersonales satisfactorias con sus pares y maestros.
  • Conducta o sentimientos inapropiados bajo circunstancias normales.
  • Un humor general de tristeza o depresión.
  • Una tendencia a desarrollar síntomas físicos o temores asociados con problemas personales o escolares.

El problema de los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia es cuando los presenta  durante largos periodos.

¿Cuáles son los trastornos emocionales más comunes?

Los síntomas y trastornos emocionales en la infancia y adolescencia más frecuentes entre los 7 y los 15 años son los siguientes:

Somatizaciones: se trata de la expresión somática de conflictos emocionales, generalmente asociada a la ansiedad. Los síntomas somáticos más comunes son problemas gastrointestinales, cefaleas tensionales y problemas dermatológicos de distinto tipo.



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Ansiedad: conlleva una intensa excitación, inquietud y reacciones fisiológicas en forma de tensión muscular, problemas respiratorios.

Ansiedad de separación: es un tipo de ansiedad asociada al temor que supone tener que alejarse de su familia y hogar.

Ansiedad generalizada: atiende a una ansiedad excesiva con un alto nivel de preocupación en general y que no se puede controlar. Esto es uno de los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia.

Depresión: surge cuando un niño se encuentra en una situación afectiva de tristeza de gran intensidad y que perdura en el tiempo. En ocasiones las manifestaciones más comunes en niños son la irritabilidad y el aislamiento. Lo que puede llevar al aislamiento, padecer fobia social o autolesionarse.

Trastorno obsesivo compulsivo: está vinculado a la ansiedad y se caracteriza por una serie de pensamientos persistentes y recurrentes que conllevan una situación de preocupación, inquietud, temor y conductas repetitivas para intentar reducir dicha ansiedad.

Sintomatología alimentaria, de inicio común en la adolescencia, muy asociado a malestar emocional, baja autoestima e inseguridad hacia la propia imagen.

Causas de los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia

La estructura familiar: aumentan las separaciones, los divorcios, familias reconstituidas, más variedades y tipologías de familias.

Las normas, los códigos de conducta y las costumbres sociales: la influencia mediática, y la dificultad de las familias en el establecimiento de límites que los reafirmen como figuras de autoridad y los validen para propiciar y aplicar una disciplina adecuada.

La tendencia a subestimar el valor del esfuerzo: del tiempo de adaptación necesario para manejar y superar los conflictos y la poca tolerancia a la frustración y el cultivar el esfuerzo personal y colectivo.

El culto al cuerpo: y a los modelos femeninos de mujer delgada y esbelta aumentan las patologías por desagrado externo, como la anorexia mental y la bulimia, y la contrapartida masculina de fuerza física y violencia.

Dificultad para pensar de manera autónoma, simbolizar y liberar la tensión interna en forma de emociones y sentimientos y su posible relación con la mayor incidencia de patología psicosomática, como vía preferente de expresión de los conflictos.

La mayor competitividad: generadora de conflictos, especialmente en los niños más frágiles y vulnerables.

La necesidad de dedicar más tiempo a los compromisos laborales, en detrimento del tiempo a dedicar a la familia, en contradicción con la necesidad de cubrir las necesidades de sostén de los hijos. Es importante tener en cuenta para combatir los trastornos emocionales en la infancia y adolescencia.

¡SEÑALES DE ALERTA!

Cambios de humor o ánimo. De pronto notas que tu hijo tiene cambios de humor bruscos o repentinos. En un mismo día puede estar eufórico o enfadado, feliz o triste.

Más hostilidad. Tu hijo se muestra más arisco, más hostil. No acepta bromas, se muestra más sensible y todo parece molestarle.

Pasotismo. Tu hijo, que antes mostraba pasión por determinadas actividades propuestas, de pronto parece perder la ilusión, y muestra un gran pasotismo ante todo.

Pasotismo: Actitud del que no siente más que desinterés e indiferencia y no se preocupa por hacer o solucionar cosa alguna: no me explico tu pasotismo hacia los problemas de tus padres.

Desinterés. Pérdida de interés por actividades que antes le interesaban.
Violencia. Tu hijo de pronto se muestra más rebelde, e incluso agresivo. Contesta con algún grito, no es capaz de controlar la ira.

Llamadas de atención. Cuando su comportamiento cambia y los profesores comienzan a llamarte la atención, es porque está pidiendo ayuda. Sufre un ‘desbarajuste’ emocional y no es capaz de controlar sus impulsos. De ahí que lance pequeñas ‘llamadas de atención’.

Cambios de apetito. La relación con la comida es un indicador de cómo está tu hijo a nivel emocional. Si cambia su alimentación, si de pronto come con ansiedad o por el contrario rechaza la comida o muestra una pérdida de apetito, es un síntoma de que algo le perturba a nivel emocional.

Cambios en los hábitos del sueño. De pronto tu hijo tiene más ojeras, bosteza con mucha frecuencia, le cuesta dormir, sufre de insomnio o tiene más pesadillas.

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