¿Qué sabes del Síndrome de Piernas Inquietas?
Esta condición puede llegar a confundirse, por eso es importante aprender a identificarla. Por ejemplo si…
-Al estar sentado en la mesa comiendo o durante las clases.
-Durante los viajes en: avión, camión y automóvil.
-Cuando está durmiendo
-Al ver la televisión
Factores que lo originan
De acuerdo con expertos de la Clínica del Sueño de la UNAM, el Síndrome de Piernas Inquietas es un trastorno neuronal que se origina por varias razones:
1. Herencia genética. Padres o abuelos con el mismo síndrome, así que heredan la predisposición a los nietos.
2. Problemas renales. Cuando hay incremento de los niveles de urea se tensionan las piernas.
3. Deficiencia de hierro. Mineral que no solo sirve formar hemoglobina (que transporta el oxígeno a la sangre), sino también “construye» neurotransmisores (comunicación cerebral).
¿Qué tiene que ver el hierro?
Cuando un niño comienza con el Síndrome de Piernas Inquietas debe acudir al médico para que valoren sus riñones y la cantidad de hierro que circula en su sangre, puesto que puede tener anemia y eso le genera el hormigueo y tensión en las piernas.
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La mayoría de los casos de SPI son por falta de hierro, no por deficiencia renal, y se tiene que brindar el mineral de forma oral, el cual reduce notablemente el movimiento de las piernas, puesto que el hierro ayuda a mandar las correctas señales neuronales.
Y es que, sin tratamiento, la mayoría de los niños comienzan a tener problemas de conducta porque “no se están quietos”, pero la realidad es que sus piernas les piden moverse y justo cuando están pataleando, corriendo o brincando mejoran los síntomas de hormigueo y tensión en las extremidades.
Sueño que no es reparador
El SPI puede generar más que un regaño por parte de los padres, pues es durante la noche que los niños no pueden descansar adecuadamente puesto que sus piernas “les piden” que se muevan y ellos no duermen lo suficiente para tener un sueño reparador y al otro día presentan:
-Cansancio
-Mal humor
-Somnolencia
-Dificultad para concentrarse
-Comportamiento agresivo
-Falta de apetito, entre otros
Lo confunden con TDAH
Por todo ello, es fundamental una evaluación por parte del pediatra, ya que en muchos casos el SPI puede ser confundido con dolores de crecimiento, trastorno por déficit de atención con Hiperactividad (TDAH) o calambres musculares. Cuando el niño le dan hierro, comienzan las mejorías de su SPI luego de tres meses de tratamiento y es cuando papás, mamás e hijos pueden descansar tranquilos.
El SPI en el embarazo
La mujer embarazada y con anemia también desarrollará el Síndrome de Piernas Inquietas puesto que la falta de hierro y el peso corporal generan tensión, calambres e incluso falta de equilibro al caminar. Lo ideal es que la mujer acuda a una evaluación con el ginecólogo para que le brinden las vitaminas y minerales que le hace falta para afrontar la gestación.