Mientras crece y principalmente entre los 3 y 5 años que su vocabulario se amplía, querrá encontrar formas de decir lo que siente, principalmente cuando son sentimientos negativos.
Si en casa ha escuchado que se expresan así cuando están enojados o estresados, que no se te haga raro que él también las quiera decir. Pero, si por el contrario, le has enseñado que no debe expresarse de esa forma, es muy seguro que las repita por alguien que escuchó en la escuela o en casa de alguna otra persona.
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Toma nota de qué hacer para que un niño no diga groserías:
- Enséñale a canalizar sus emociones y a expresarlas de otro modo. No tiene por qué decir malas palabras para dar a conocer que está enojado; el español es un idioma con miles de palabras para expresar emociones y sentimientos negativos.
- Dale el ejemplo. Para que no te imite, no las digas; y si alguien más las dice, no las festejes y hazle saber, frente a tu hijo, que hablar de esa manera no es correcto. Así él entenderá que tanto chicos como grandes no las deben decir.
- Explícales que lastiman. Muchas veces las groserías se usan para ofender a los demás y son una falta de respeto. Enséñale que hay que respetar a cualquier persona aunque lo que diga o piense sea diferente a lo que él crea. Educa un niño con valores.
- No les des más importancia de las que merecen. Dile una vez que no debe usarlas y no le des mayor relevancia. Pronto entenderá que no sirven para conseguir nada y dejará de decirlas.
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