Carlos, con juguetes que van desde un robot hasta un detector de intrusos o “ahuyenta hermanos”, una como catapulta que lanza una bola de plastilina cuando su infrarrojo detecta movimiento en, por ejemplo, la recámara. Emplean materiales de reúso y tecnologías de vanguardia.
Si quieres que tus hijos aprendan a disfrutar de su planeta sin deteriorarlo te recomendamos llevarlos a este laboratorio que se encuentra dentro del Parque Ecológico Peña Pobre.
- Talleres para aprender a cuidar el planeta
Desde pequeña, Carmen Cuevas escuchó a su papá (agrónomo) y a su tío (arquitecto que trabajó en el ahorro del agua en los sanitarios) hablar sobre la importancia de proteger la naturaleza y el medioambiente. Rápidamente, ella se interesó en temas de ecología, así que después de estudiar Arqueología orientó su inquietud hacia la educación ambiental.
Ya como mamá, comenzó explicándole a su hijo la relación de los seres humanos con la naturaleza. Luego, la difundió con sus amigos. Ahora, mediante cursos de verano, recorridos escolares y asesorías, ayuda a las y los niños que visitan el laboratorio a entender y apreciar mejor su planeta. Quiere que “los niños se enamoren de la naturaleza”, comenta mientras nos muestra los objetos que usa para estas actividades recreativas.
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En el laboratorio, Carmen tiene varias maquetas que, por cierto, hizo con materiales reciclados como cartón o PET. Con una de ellas explica el papel que juegan “los minihéroes de los ecosistemas de la Tierra”, como le gusta llamarles a los polinizadores (abejas, mariposas, aves), esparcidores (aves y ardillas) y desintegradores (lombrices, hormigas, bacterias y hongos). Con otra expone la contaminación y el problema de la basura. Dos maquetas más muestran las opciones para reducir los desechos, desarrollar alternativas de movilidad y descubrir las energías limpias que podemos usar a diario, como la eólica y la solar.
“Les explicamos las diferentes situaciones, pero sin alarmarlos o angustiarlos”, aclara. “No nos gusta preocuparlos, pero sí volverlos agentes de cambio; por eso les enseñamos cómo hacer algunos cambios en su estilo de vida”.
A las charlas, Carmen las complementa con talleres en donde tus hijos aprenden a armar, entre muchas cosas más, un mesón casero para aves. A este le ponen semillas para que las aves se acerquen; de esta forma conocen sus cantos sin necesidad de encerrarlas. En otros talleres les enseña aspectos básicos de hidroponía, a elaborar papel reutilizando cuadernos y material de oficina, a hacer su pasta a la sal y a formar muñecos con cabeza de pasto. También les muestra cómo hacer “pulgas revoltosas” o piezas con magnetismo.
- Armar juguetes con materiales de reúso
A un ladito de donde Carmen da las charlas y los talleres, tus hijos aprenderán a hacer “despertadores para flojos”: lo solo sonarán, también mojarán al perezoso; máquinas caza fantasmas que detectan campos electromagnéticos “del más allá”; robots que funcionan con energía solar; mejores amigos, o sea, perros robóticos y otro tipo de juguetes que se ponen en acción con energías alternas y objetos de segundo uso. De todo esto se encarga Carlos.
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No estudió nada relacionado con tecnología, pero tiene gran experiencia en esto de los inventos, pues desde los siete años empezó a fabricar sus propios juguetes con lo que encontraba a su paso.
Su primer juguete fue una caña de palitos de esos de globos, un hilo (también de globo) y una bolsa de gelatina líquida. Todo lo recogió en el Parque México mientras caminaba. “Con mi caña me puse a atrapar insectos en el lago del Parque; luego, varios niños se me acercaron para preguntar que dónde había comprado mi juguete. Les decía que yo lo había hecho y se quedaban con cara de what”, ríe. Algunos de sus juguetes eran resultado de experimentos; otros, de libros como los que conformaban la enciclopedia Tesoro de la juventud.
De esos años, Carlos conserva el gusto por recolectar tornillos, cajas, mecanismos de juguetes viejos y demás materiales que algunos podrían considerar basura. Para él es muy importante que las y los niños aprendan desde temprano a reutilizar materiales porque así se estimula su imaginación. Por esta razón, en el laboratorio ofrece talleres que despiertan el interés de tus hijos por desarrollar tecnología amable con el medio ambiente.
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Hay unos que están dirigidos a las y los niños que están aprendiendo a caminar: ellos pintan un pingüino de madera al que después empujarán. Otro es para que papá e hijos, juntos, hagan un juguete; en este, no solo armarán el objeto, sabrán qué es lo que el otro fantasea, lo que le emociona. En los talleres de Carlos, chicos y grandes pueden hacer cualquier cosa que se les ocurra.
- Detalles del Laboratorio de Mamá Tierra:
¿Cuánto? Las pláticas se dan en las visitas guiadas al laboratorio y se complementan con un taller. El precio de este define el costo de la visita.
-El de “Naturaleza y ecología”, donde aprenden a hacer un mesón para aves, elaborar papel o a crear “pulgas revoltosas”, cuesta $150 pesos.
-El de “Ciencia divertida y energías renovables”, $250 pesos. Aquí pueden hacen un invento con motorcito, un robot insecto o un generador eólico.
-Los talleres para hacer juguetes tienen distintos costos, dependen de los materiales y la complejidad del objeto. Van desde los $50 hasta los $500 pesos.
Por ejemplo, el taller para armar un juguete de equilibrio cuesta $100 pesos; es de una sesión y dura una hora aproximadamente. Mientras que el taller para crear un avión con radiocontrol cuesta $500 pesos; es de 10 sesiones con una hora de duración cada una.
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¿Dónde? El Laboratorio de Mamá Tierra se ubica en Av. San Fernando #765, esquina con Avenida Insurgentes. Abarca los locales 5-E y F. Queda muy cerca de Plaza Cuicuilco.
¿Cuándo? La atención para proyectos y juguetes es de martes a domingo, 10:00 a 18:00 horas. La atención a grupos y talleres de medio ambiente es de martes a domingo, de 9:00 a 18:00 horas. Si tienes alguna duda puedes llamar al 56-65-70-48.