Si puedes entender por qué reaccionan los hijos de la manera que lo hacen y dejar de tomarlo personal: “para molestarnos y sacarnos de quicio”, será mucho más fácil atender de manera adecuada a estas conductas.
Así podrás evitar que las conductas terminen en berrinches (los cuales muchas veces se detonan por nuestro manejo bienintencionado pero equivocado):
- ROTULAR: explicarle de manera breve y concisa, lo que le está pasando, ligándolo siempre con algún rasgo concreto de su temperamento. Así el niño va detectando lo que le está pasando, capte que nosotros lo comprendemos y así conociéndose más aprenda a manejarse mejor al paso del tiempo. “Juan, se que te cuesta trabajo cambiar de una actividad a otra…»
- Dejar de castigarlo por algo que tiene que ver con una conducta que ellos no pueden controlar al 100%, en cambio ayudarlos a manejarlo de otro modo.
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El resultado de las interminables peleas diarias pueden desarrollar en los niños otros problemas que tienen que ver con el mal manejo del temperamento: se pelean con todo mundo, en los juegos se muestran tramposos pues siempre quieren ganar, pueden tener pesadillas, se vuelven a hacer “pis” en la cama, entre otras cosas.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.