Lee: ¿Qué es el síndrome del impostor en la maternidad?
Señales de que eres buena mamá aunque no lo creas
1. Si te lo cuestionas, ya vas por buen camino
Puede que no siempre lo sientas, pero el simple hecho de preocuparte por si lo estás haciendo bien ya dice mucho. Las mamás que se preguntan si son buenas madres suelen ser justo las que más se esfuerzan por serlo. Nadie nace sabiendo cómo criar, pero el amor, la atención y la intención cuentan (¡y mucho!).
Según la psicóloga clínica Becky Kennedy, autora del bestseller Good Inside, cuando te tomas el tiempo de reflexionar sobre tu forma de criar, estás siendo consciente, y eso es clave para una maternidad presente y afectiva.
2. Te equivocas, pero buscas hacerlo mejor
No, no tienes que ser perfecta. De hecho, nadie lo es. Lo que sí importa es que, cuando te equivocas, reconoces el error y buscas repararlo. Tal vez perdiste la paciencia, gritaste o no pudiste consolar a tu hijo como querías. Pero si después hablas con él, pides disculpas o buscas entenderlo mejor, eso habla de una maternidad emocionalmente saludable.
Los estudios del Dr. Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista, muestran que una “madre suficientemente buena” es aquella que responde con sensibilidad, pero también se equivoca de vez en cuando. Eso les enseña a los niños a tolerar la frustración y a desarrollar resiliencia.

Shhh… La guía definitiva para enseñarle a tu bebé a dormir


3. Tu hijo se siente seguro contigo
No necesitas que tu hijo te diga “gracias” para saber que te necesita. Si busca tu abrazo cuando tiene miedo, si se calma con tu voz o te cuenta lo que le pasó en el día, es porque sabe que puede confiar en ti. Esa es una de las señales más claras de que estás haciendo un buen trabajo.
El apego seguro, según la teoría de John Bowlby y Mary Ainsworth, se construye en el día a día, con respuestas consistentes y amorosas. No necesitas hacer cosas extraordinarias: basta con estar ahí, presente y conectada.
Te interesa: Cuida tu salud mental siendo mamá
4. No te comparas (tanto)
Es normal mirar lo que hacen otras mamás. Pero si has aprendido a confiar en tu instinto, a dejar de lado la culpa constante y a reconocer que cada familia es distinta, entonces estás madurando en tu maternidad. Eso también es ser buena mamá: saber que lo estás haciendo lo mejor que puedes con lo que tienes.
La comparación constante daña tu autoestima y no te ayuda a criar mejor. Lo ideal es aprender de otras, sí, pero sin castigarte por no ser igual.
5. Buscas información (como ahora)
Si llegaste hasta aquí, es porque te importa saber. Quieres mejorar, entender, aprender. Eso también cuenta. Nadie espera que sepas todo, pero el hecho de buscar información confiable, de leer sobre crianza respetuosa o desarrollo infantil, habla de tu compromiso con tu rol de mamá.
6. Te preocupas, incluso cuando estás agotada
Hay días en los que no das más. Y aún así te levantas, haces la cena, preparas la mochila o das ese último beso aunque estés en piloto automático. Nadie ve todo lo que haces, pero tú sabes lo que implica. No necesitas aplausos: solo recordar que eso, aunque parezca invisible, es amor del bueno.