Es una etapa que tiene un impacto positivo en su desarrollo emocional, social y creativo.
También te puede interesar: Cómo enseñar a tu crío a donar juguetes y entender el valor de compartir
1. Aumenta su imaginación
Creer en Santa les permite a los niños desarrollar su imaginación, crear historias y tener la capacidad de cuestionar sobre todo lo que ven. Esta imaginación es clave para su creatividad, la manera en la que juegan y de resolver problemas.
2. Les enseña a esperar y tener paciencia
Contar los días para Navidad, escribir cartas, dejar galletas y esperar toda una noche para descubrir qué pasó… ayuda a fortalecer la tolerancia para esperar, algo que no siempre es fácil para su edad.
3. Refuerza valores importantes
Santa representa la bondad, la generosidad, el esfuerzo y el buen comportamiento durante el año. Es una forma simbólica de enseñar que las acciones tienen consecuencias, sin hacerlo desde el miedo.
4. Crea vínculos y bonitos recuerdos familiares
Armar el árbol, preparar galletas, leer cuentos navideños, dejar los zapatos o el plato para la cena de Santa, son tradiciones que se convierten en recuerdos que los niños guardarán toda la vida.
5. Les brinda seguridad emocional
Creer que alguien los observa con cariño, los cuida y los premia por su esfuerzo les da ilusión y una sensación de protección muy importante durante su infancia.
¿Qué pasa cuando dejan de creer?
Dejar de creer en Santa también forma parte del crecimiento. Lo ideal es acompañarlos con respeto, cariño y sin presiones, por lo que puedes enseñar que ahora ellos pueden ser quienes regalen ilusión a otros.
