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Fantasías sexuales: ¿cuándo y cómo desnudarlas en pareja?

¿Cuál es el límite de nuestra sexualidad, lo que pensamos, deseamos y llevamos a la realidad?

Por Alejandra Dávalos

Existe una delgada línea que separa lo que sucede en nuestra imaginación de lo que hacemos en la cama. El término fue acuñado por Freud y proviene del alemán phantasie, definido por él como la representación imaginaria de deseos conscientes e inconscientes que surgen de imágenes e ideas que, al ser recreadas en nuestra mente, generan en nosotros emociones y también excitación y placer.

A principios del siglo XIX, el padre del psicoanálisis las consideraba un síntoma de un trauma infantil olvidado, que podía vincularse o no a la actividad sexual, incluso al abuso. Sin embargo, este tipo de sueños diurnos –como también les llamó– no debían ejecutarse, lo que contribuyó a que éstos, a pesar de ser comunes, fueran considerados como una manifestación de enfermedad mental, lo que no es así, al menos no como regla general.

¿Ni en sueños? 

Más de un siglo después, a partir de Kinsey y su polémico informe de 1948, comenzaron a aceptar las fantasías como algo más frecuente en los hombres que en las mujeres, y a reconocer que ambos sexos tenemos la capacidad de traerlas a nuestra mente e incluso manipularlas; además su abundancia o carencia aportan información relevante acerca de las posibles diferencias del deseo sexual de una pareja.

Según un estudio realizado por el Instituto Mexicano de Sexología (IMESEX), las mujeres suelen imaginar momentos en los que son besadas y acariciadas largamente, respondiendo mejor al estímulo sensorial y emocional, mientras que los hombres fantasean más con la ropa o distintas formas de penetración, pues responden mejor a los estímulos visuales y explícitos.



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Datos Curiosos

  • Estadísticamente la fantasía sexual masculina más común es hacer un trío con dos mujeres, pero al realizarla 3 de cada 10 hombres han terminado heridos emocionalmente porque la imagen de su mujer penetrada por otro o estimulada por otra les resultó amenazante.
  • Un estudio de la Universidad de Vermont demostró que 80% de las mujeres fantasean cuando tienen sexo y 90% de las que se masturban recurren a éstas.
  • Los científicos han comprobado que mejoran las habilidades del pensamiento y estrechan el vínculo de pareja.
  • Nos proporcionan placer por la idealización que nuestra mente permite y que en la práctica sería muy difícil de concretar.
¿Quieres saber qué fantasías son más comunes en hombres y mujeres? No te pierdas la revista bbmundo de julio en la que encontrarás el artículo completo.

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