¡Ya no a las relaciones tóxicas!
Las relaciones tóxicas se caracterizan por quitarnos vitalidad y dejarnos una sensación de tristeza y angustia. Identificarlas no es fácil y menos cuando se trata de gente con quien convives rutinariamente como tu compañero, amigas, equipo de trabajo o vecino. Sin embargo, hasta que te das cuenta de que estás delante de ellos, te acercas al camino para cortar de tajo y asegurarte de que nunca volverás a caer.
¿Por qué a mí?
Aunque las razones son muchas, las más comunes para involucrarnos en un trato así son:
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- Falta de autoestima
- Temor a la soledad
- Aburrimiento y desinterés
- Falsas creencias como “yo lo voy a cambiar”
- Necesidad de sentir afecto
- Victimización
- Miedo a empezar una nueva relación
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Tienes una si…
- Sientes que debes dejar de ser tú misma para que el otro esté contento
- Te da la impresión de que ambos sufren
- Experimentas tranquilidad cuando están lejos
- Vives con sentimientos de culpa y a menudo te sabes herida
- Te manipula y se burla de ti (o mutuamente)
- Cedes a sus deseos con tal de evitar el conflicto, incluso cuando quisieras decir “no”
- Olvidas dar tu opinión y se te dificulta tomar decisiones personales
- Al despedirse sientes que se lleva tu felicidad y te deja con la peor versión de ti misma
- Consideras que no está satisfecho con quien eres y seguido te pide que cambies para agradarle, por ejemplo con tu peso o forma de vestir
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¿Cómo decirle adiós a las relaciones tóxicas?
Si te diste cuenta de que alguien está generándote estos episodios, es momento de tomar las riendas de tu bienestar y, con base en tus herramientas, encontrar la forma de terminar con el círculo vicioso. Para ello:
Reconócelo. A pesar de que suena sencillo, este paso es el más difícil pues al hacerlo también aceptarás que tú estás mal.
Ábrete a la posibilidad de recibir otro trato. Toma conciencia de que mereces a alguien que te escuche, respete, comprenda y ame, que te llene de energía, te proteja y te dé la certeza de que estará cuando lo necesites.
Prepárate para hablarlo. Si la toxicidad viene de tu pareja y hay antecedentes de violencia física o emocional, busca ayuda profesional y considera denunciar su conducta; si se trata de una amiga con quien sabes que es seguro exponerlo, entonces pasa al siguiente consejo.
Establece límites, ¡es por ti! Escoge un escenario neutro en donde ambos tengan una posición de equidad, respira hondo e intenta frases que siempre incluyan las palabras “yo”, “me”, “a mí”, “quiero”, “necesito”.
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Diálogos anti ponzoñas
“En un esfuerzo por honrar nuestra relación, necesito decirte la verdad. Cuando me criticas, me haces sentir menos y no quiero estar así; por eso te pido por favor que dejes de hacerlo”.
“Siento que no me respetas, lo cual me molesta mucho. Te (amo, estimo) y por ello te invito a que revises tus acciones y que sepas que no voy a seguir permitiéndolo”.
“Me importas y por eso quiero hablarlo. Cada vez que te quejas sobre tu trabajo me contagias tu malestar. Si tienes planeado hacer algo al respecto, te apoyo completamente pero si no, por favor no sigas contagiándome tu negatividad”.
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Considera terminar. A pesar de tus esfuerzos ¿no recibes una respuesta positiva? Deja de aferrarte a que las cosas funcionen pues seguirás fomentando la convivencia insana. Recuerda que no se trata de una obligación.
Aprovecha esta oportunidad y las fechas para hacer una limpieza profunda. Mientras más te esfuerces en desintoxicarte, menor será la posibilidad de seguir atrayendo lo que te disgusta.