- Involúcrate
El primer paso es el sentimiento de que estás interesado y quieres estar con él. Muchos papás se preparan para esto incluso antes de que el hijo haya nacido. El que busca estar involucrado muestra interés en el embarazo y en los preparativos del nacimiento con pequeños detalles como ayudar a bañar o alimentar al niño. Al hacer esto envía un mensaje empático muy claro: «Yo quiero ser tu padre. Estoy interesado en ti. Disfruto estar contigo. Tú y yo tenemos una relación que es importante para mí.» Todos los niños quieren sentirlo, sin esto un niño se siente aislado y rechazado. - Influye en su relación
Una vez que estás involucrado en la relación, la influencia que tienes en tu hijo es el segundo paso. Cada persona quiere sentir que lo que dice es importante para la otra. Cada quien quiere ser escuchado e incluido en las decisiones y discusiones. Este sentimiento de poder promueve una autoestima positiva en los niños y respeto por la otra persona. Aunque muchas veces necesitarás poner límites muy claros y firmes con respecto al comportamiento de tus hijos, es importante ser flexibles. Los niños quieren que sus padres sean firmes y sólidos. Necesitan sentirse protegidos de un mundo a veces amenazador y de su propia inmadurez y pérdida de control; pero no quieren sentirse apabullados por el dominio de sus padres. Para su propio auto respeto, los niños necesitan una medida de influencia personal. - Sé afectivo
Cuando la gente se siente aceptada y respetada, comienza a desarrollar sentimientos de mutuo afecto. Los padres que nunca están involucrados con sus hijos y que son papás demasiado complacientes, permisivos o dominantes, tienen pocos chances de éxito en llevar una relación cercana con su hijo. Al expresar el afecto a través de las palabras y gestos, estarás enviando otro claro mensaje: «Quiero estar cerca de ti, te amo. Eres especial para mí. Estoy dispuesto a compartirme contigo para conocerte mejor y para que me conozcas mejor. Me haces feliz».
Piensa en una cuenta de banco. Cada acto negativo, una mala cara, un golpe, un no, un «estoy ocupado», es como un retiro de la cuenta. En contraste, cada acción de afecto, de cariño, es como un depósito. Si los retiros exceden los depósitos la relación se rompe y se va a la bancarrota. Puedes ser firme cuando sea necesario y suave también.
Ahora la ternura puede ser difícil por su asociación con la sexualidad. Podrás sentirte incómodo de besar y abrazar a tu hijo, pero esta desafortunada asociación puede privarlo de la cercanía tan importante para una sana relación.