La importancia de no ridiculizar a tu hijo
Aunque al principio parece dar buenos resultados, utilizar esta técnica rápidamente se vuelve contraproducente. Ridiculizar, ya sea de forma obvia o sutil, resulta ineficaz y puede tener consecuencias muy graves.
Empecemos por recordar que disciplinar no significa vengarse, hacer sentir culpable o castigar al niño; disciplinar consiste en guiar y acompañar al niño, para ayudarlo a comprender las reglas del mundo en el que vive y así poder funcionar de la manera más adaptativa posible.
Avergonzar y ridiculizar no tiene nada que ver con esto. Ridiculizar a tu hijo en privado es una conducta agresiva que lastima al niño y a la relación; el niño no puede defenderse y, muchas veces, ni siquiera entiende lo que estás tratando de transmitirle.
Ridiculizar a tu hijo en público es, además, un acto de cobardía de un adulto hacia un niño. Sí, de un adulto cuya misión fundamental es amar, proteger y guiar a este niño.
Hay una gran diferencia entre ridiculizar y utilizar el humor para disciplinar a tu hijo. El estado de ánimo, el tono, el objetivo, la intención, es diferente. Si con frecuencia los niños tienen dificultad para entender una broma, ¿podrías imaginar cuán difícil les es entender la burla?
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Hay muchas razones por las que debes evitar ridiculizar a tu hijo:
-Ridiculizar y burlarse es una forma de castigo
-Es una situación desigual, dispareja, de la que el niño no puede defenderse
-El niño no entiende la burla
-Burlarse no crea condiciones favorables para el aprendizaje
-Elimina su motivación para participar en las actividades por las que te estás burlando
-Es una forma de bullying
Así como las burlas de los compañeros en el colegio son crueles, las burlas de los padres también lo son. Y si tu avergüenzas, te burlas o descalificas a tu hijo, le estás enseñando que él puede hacer lo mismo con los demás, lo que le ocasionará diversos problemas, por eso te explicamos por qué no ridiculizar a tu hijo.
Etiqueta a tu hijo
Lo marca, tal vez de por vida. ¿Has escuchado la frase “por un perro que maté, mataperros me llamaron”? Pues así; publicar un incidente negativo de tu hijo en las redes sociales hará que los demás lo recuerden por ese incidente…. y él es mucho más que esta sola acción negativa.
Destruye la confianza del niño – en sí mismo y en los demás
Los niños necesitan confiar en sus padres, saber que lo aman incondicionalmente y que, cuando comete algún error o tiene un problema, puede acudir a ellos para que le ayuden a resolverlo. Pero si sus padres se burlan, el niño no aprenderá a confiar en ellos… y tendrá dificultad en confiar en los demás más adelante.
No es una consecuencia apropiada
Nadie merece que los demás se burlen de él; menos aún en forma pública; menos aún en internet cuyo alcance es ilimitado y menos aún por sus propios padres. Ninguna acción justifica esta reacción, por eso es importante no ridiculizar a tu hijo.
Ridiculizar nunca es una enseñanza valiosa
Cómo padres, tenemos múltiples oportunidades de aprender juntos con nuestros hijos; pero cuando recurrimos a la burla, se pierde cualquier oportunidad de dar una enseñanza positiva. Burlarse de tu hijo le da permiso de que él se burle de los otros.
Avergonzar les enseña a tus hijos que son malos
Cuando disciplinas a tus hijos, es muy importante señalar que la conducta, no el niño, “estuvo mal”. La diferencia es abismal: cuando tú lo avergüenzas, fomentas en él sentimientos de inutilidad – y esto se ha asociado con depresión infantil.
Si los papeles se invirtieran, ¿te gustaría estar en el lugar del niño?
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