Las nuevas paternidades son una medida que impulsa la equidad de género
Aunque hoy es frecuente encontrar a hombres que comparten la crianza de sus hijos, parece que cambiar pañales, alimentar a un bebé y más aún, es un comportamiento poco usual en un varón. La más reciente Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (2014), indica que los hombres dedicamos 11.5 horas a la semana al cuidado de niños, mientras las mujeres invierten casi 25.
El día a día me presenta detalles que exhiben a una sociedad que cree que el cuidado de los hijos no es tarea de hombres. Lo veo en los baños de plazas comerciales, tiendas de autoservicio, hasta de lugares públicos como hospitales, museos o terminales de autobuses. Los cambiadores de pañales siempre están en el baño de mujeres.
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En el Metro, por ejemplo, causa conflicto la presencia de un hombre que carga a un bebé y una pañalera. La gente, que no entiende las nuevas paternidades, no sabe si cederme el asiento. Su lógica dicta que un hombre tendría que aguantar parado por mucho tiempo a un pequeño humano de once kilos. He de confesar que la mayoría de las veces me ceden el lugar, aunque no siempre es el reservado para usuarios con discapacidad, ancianos, embarazadas y personas con niños en brazos, cuya figura, por cierto, es representada por una mujer.
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En México ya hay políticas hacia una mayor participación de los hombres en la crianza de los hijos. Desde 2016 las guarderías del Seguro Social otorgan el servicio a varones; la Secretaría de Educación Pública promueve la paternidad responsable a través de postales, aunque no hay forma de medir el impacto de la campaña; y existe la licencia por paternidad, que permite a los nuevos papás ausentarse de la chamba por cinco días laborales con goce de sueldo —15 en la CDMX—. Sin embargo, se otorga solo si el varón lo solicita.
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Tanto hombres como mujeres podemos cuidar de un bebé, pero aún tenemos que lidiar con las construcciones sociales y los roles de género. Tal vez deberíamos empezar por dejar de llamar “nuevas paternidades”, “paternidades emergentes” y demás, al hecho de que un hombre críe a su hijo. Si uno participa en la crianza es porque hay amor y compromiso con el crío y con uno mismo. Y de eso, creo yo, se trata la paternidad.