Ahí está, un ser indefenso, tierno, conmovedor que va a depender de ti y de su mamá durante, por lo menos, casi dos décadas. Un pequeñito hermoso por el que tendrías que estar desbordado de amor. Pero te sientes como apagado, sin fuerza para cargarlo, distanciado de su mamá. Incapaz de ser su proveedor, protector, guía. Nada como el superhéroe que tal vez quisieras ser para tu mujer y tu bebé.
No estás solo. 10% de los hombres pueden sufrir depresión por tener hijos y hasta 25% pasan por un episodio durante los primeros tres a seis meses después del parto. El cambio y el peso de la responsabilidad, además de la situación emocional de la madre, influyen mucho en el estado de ánimo del papá, y apenas ahora empieza a ser un tema del que se puede hablar. Lo que tienes que saber es que es algo normal, y con el apoyo adecuado, va a pasar y no te vuelve mal padre ni mal compañero.
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¿Qué causa la depresión postnatal en los papás?
Puede suceder de golpe o puedes notar que poco a poco vas cayendo en una sensación de desamparo, enojo o tristeza. No hay una sola razón por la que los padres sufran depresión post natal. A veces, tiene que ver con el peso financiero versus el ingreso familiar; otras, con la edad, parece que los más jóvenes son más propensos. La falta de sueño y la mayor carga de trabajo en casa y fuera también influyen.
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Los dos factores que parecen tener mayor influencia en la depresión postnatal de los padres son si hubo distanciamiento o tensión con la pareja durante el embarazo, o si la madre sufre depresión postparto.
Síntomas comunes de la depresión postnatal en papás
A continuación, enlistamos algunos de los síntomas de depresión post natal entre los papás, según la investigación realizada en el NCT College de Inglaterra. Pueden ser similares a los de las mamás con depresión post parto. Si reconoces alguno de estos síntomas en ti o tu pareja, por favor pide ayuda profesional, tiene remedio.
- Sentirse muy bajo de energía, o desanimado, pensar que la vida es aburrida, sin esperanza, gris. Sentirse cansado y muy letárgico, o incluso completamente entumecido. No querer hacer nada ni interesarse por el mundo exterior.
- Sentir una sensación de insuficiencia o incapacidad de afrontar la paternidad.
- Sentirse culpable por no amar a su bebé lo suficiente.
- Ser inusualmente irritable, lo que empeora la culpa.
- Querer llorar mucho o incluso constantemente.
- Tener pensamientos obsesivos e irracionales que pueden ser muy aterradores.
- Pérdida de apetito, que puede ir con sensación de hambre todo el tiempo, pero no poder comer.
- Buscar consuelo en comer.
- Tener dificultad para dormir: o no conseguir dormir, despertar temprano, o tener pesadillas vívidas.
- Ser hostil o indiferente a su pareja y / o bebé.
- Tener ataques de pánico, que aparecen en cualquier momento, causando un ritmo cardíaco rápido, palmas sudorosas y sentimientos de enfermedad o desmayo.
- Tener una ansiedad abrumadora, a menudo sobre cosas que normalmente no les molestaría, como estar solo en la casa.
- Tener dificultades para concentrarse o tomar decisiones.
- Experimentar síntomas físicos, como dolores de cabeza.
- Tener miedos obsesivos sobre la salud o el bienestar del bebé, o sobre sí mismos y otros miembros de la familia.
- Tener pensamientos perturbadores acerca de lastimarse a sí mismos o a su bebé.
- Tener pensamientos sobre la muerte.
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¿Qué hacer?
Si sientes que tus pensamientos y emociones te están ganando, es momento de ir con un experto. Los procesos emocionales son oportunidades de crecer y conocerte mejor, de resolver aquellos conflictos que es momento de enfrentar. Una depresión que no se atiende deriva en otras situaciones como violencia, separación, abuso de sustancias y puede durar años. Ni tú, ni tu familia merecen vivir así. Mereces tratarte con compasión y tolerancia, entendiendo que haces lo mejor que puedes con todo el amor del mundo y por eso, justamente, buscarás el apoyo de un terapeuta o médico para superar este trance.