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Lo único que te salvará de terminar viendo películas tristes con un bote de helado de chocolate es cómo lo manejes desde un principio. Échale un ojo a estos puntos y ve en qué podrías regarla, sino es que ya la estás regando.
¿Cómo tener una relación teniendo hijos?
1. Jamás salgas con alguien que no tiene la mínima intención de llevarse bien con tus hijos
Esto es básico. Hay personas que desde un inicio aclaran que son alérgicos a los niños. Con estornudos y todo. Y, ¿sabes qué? Se vale. Pero por mucho que te guste esa persona no es para ti. Si no va a poner de su parte, será imposible lograr que se lleve bien con tus hijos, que sobre decir son parte fundamental de tu vida. No quieres a tu lado a Cruella de Vil.
2. Forzar las cosas
Por más mariposas que sientas en la panza, y por más que creas que tu hijo debe hacerte caso «porque tú lo dices y eres la autoridad», imponerle que acepte a alguien más es una pésima idea. La obligación casi siempre genera rechazo, ya sea en uno o en otro. Las cosas deben darse de manera natural. No fuerces nada. Te puedes dar por bien servido si en un principio se respetan. Ya después todo será más fácil y quizá hasta se lleguen a querer.
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3. Acelerar o retrasarlo demasiado
Apenas llevan un par de cafés y tú ya lo llevaste a tu casa. Los niños, al igual que los adultos, necesitan de un tiempo para asimilar la información. Y si sólo va a ser unas cuantas noches de diversión, ¿para qué el esfuerzo? Presentar a alguien a los dos días es un error clásico, pero también lo es esperarte y soltarlo de golpe hasta que ya tienen las segundas nupcias planeadas. Primero asegúrate que sea algo serio y que valga la pena, luego cuéntaselo a tus hijos de forma gradual y casual: “¿Qué crees? Estoy saliendo con mi amigo tal…”.
4. Inventar cuentos
Algunas veces, con tal de hacer las cosas más sutiles, nos sacamos unos rollazos que no engañan ni al más despistado. Tu hijo no es tonto y no se tragará tan fácil cuentos fantasiosos. “Es un amigo de la infancia que viene a ayudarme con un problema de trabajo”. “Es la asistente de mi jefe que tiene hijos de tu edad y decidimos salir juntos para que se diviertan”. “Es una amiga especial que tiene muchas ganas de conocerte”. Las primeras cinco citas puedes hacerlo para suavizar las cosas, pero no más, no abuses.
5. Pedir permiso
Otro error clásico de los padres es pedir aprobación de los hijos sobre cosas que no tendrían por qué decidir ellos. Una regla general es: nunca le preguntes a un hijo algo cuya respuesta no pretendes o no deseas respetar. ¿En qué planeta tu hijo, de la edad que sea, es el indicado para darte o no permiso de andar con alguien? Es una cosa de adultos. Si los consideras a la hora de tomar ese tipo de decisiones muy probablemente dirán que no, que no aprueban tu relación. Eso huele a conflicto.
6. Llenar roles que ni al caso
La nueva pareja no es ni será el sustituto de su papá o de su mamá. La nueva pareja será eso: la nueva pareja, que en el mejor de los casos podrá llevar una relación de afecto y confianza similar a la que se lleva con una madre o un padre, pero que no es ni lo uno ni lo otro. Ellos tendrán, con manejos adecuados y pacientes, que generar su propio estilo de relación.
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7. Forzar a tu pareja «que se los gane»
Es cierto que el cariño se gana, pero no a través de la imposición, del chantaje o intentando comprarlos o complacerlos. Los niños son lo suficientemente listos como para darse cuenta de que hay un interés detrás, y seguro no responderán de buena manera. En el mejor de los casos aprovecharán ese intento para obtener ventaja, pero no para establecer un vínculo afectivo real.
8. Pretender que todos reaccionen igual
Encontrar pareja teniendo hijos puede ser un reto y si tienes más de uno, puede ser que cada uno responda de forma diferente. Y es súper normal. Quizá el más chiquito acepte a tu nueva pareja de inmediato, quizá el más grande sea más reservado. Déjalos ir a su ritmo y no los presiones. Nada de “pero tu hermano tal es tan cariñoso, ¿por qué tú no puedes hacer lo mismo?”.
9. Andar juntos todo el tiempo
Está bien tu afán porque se lleven bien, pero cada quien necesita su espacio. Sobre todo al principio, hasta que se acostumbren a la nueva imagen. Quizá debas considerar, incluso, hacer salidas grupales, con más gente, las primeras veces. Durante las primeras cinco citas lo puedes presentar como tu amigo, para no generar rechazo a primera vista y que tus hijos se den la oportunidad de conocerlo. Ya después cuéntales que están saliendo y júntalos poco a poco.
10. Dejar las cosas al «Ahí se va»
Conforme el grupo se vaya reestructurando, y tu relación se vaya formalizando, deben discutir cómo se van a llevar los asuntos familiares, porque al fin y al cabo eso son, familia: cuáles son las expectativas, cómo se manejará la disciplina, ¿qué hay del dinero y la educación? Es importante que tus hijos se sientan cómodos con el nuevo ambiente, y traer un nuevo integrante no es cualquier cosa como para ir viendo cómo se da todo sobre la marcha. ¡Hablen!