Heridas emocionales de la infancia que te hacen infeliz y no sabías
Para empezar hay que destacar que las heridas de la infancia son lesiones afectivas que al no sanarlas nos generan problemas que nos frenan tener una vida saludable cuando hablamos de emociones y relaciones personales.
Estas heridas se pueden reflejar de diversas formas como: ansiedad, depresión, fracaso en las relaciones afectivas, pensamientos obsesivos, mayor vulnerabilidad hacia determinados trastornos, problemas del sueño, actitud defensiva o agresiva, inseguridad, miedo, desconfianza.
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¿De dónde surgen estas heridas emocionales de la infancia que te hacen infeliz?
Generalmente suelen surgir por distorsiones en la interpretación de la realidad, ya que los niños captan impresiones y sensaciones, pero no siempre las interpretan de la manera correcta. Otras veces sí por situaciones realmente traumáticas que llevan al niño a crear emociones de inseguridad que se reflejan en su vida adulta.
1.La huella del abandono
Las personas que desarrollan esta huella de abandono, es generada por un sentimiento de soledad, la falta de afecto, protección y cuidado, les hace estar alerta para evitar ser abandonados.
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¿Cómo se refleja?
En su vida adulta, se reflejará en la búsqueda de parejas donde generen dependencia emocional, capaces de tolerar lo que sea con tal de no quedarse solos. Otra variante, puede ser la necesidad de huir antes de ser abandonados, como mecanismo de protección.
¿Cómo se sana?
Cuando eres consciente de que padeces esta huella y tienes miedo a ser abandonado, debes trabajar con el miedo a la soledad. Realizando actividades que te gusten y donde puedas cuidarte a ti mismo, fortaleciendo tu autoestima. Si quieres evitarla en tus hijos, lo ideal es crear tiempo de calidad con ellos, platicando y prestando atención de sus demandas afectivas.
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2.Miedo al rechazo
La número dos de las heridas emocionales de la infancia que te hacen infeliz, puede ser ésta, una de las más profundas porque implica experiencias de no aceptación por parte de nuestros familiares más cercanos, es sentir un rechazo hacia nuestros pensamientos, sentimientos y vivencias, el rechazo a nuestro amor e incluso a nuestra propia persona.
¿Cómo se refleja?
Son personas que no se sienten dignas de amar ni de se amados y va interiorizando este sentimiento. A la mínima crítica, le originará sufrimiento y buscará la aprobación y el reconocimiento de los demás.
¿Cómo se sana?
Es empezar a trabajar la autoaceptación y el autoreconocimiento, es olvidarnos del sentido de autocrítica que surge de nuestro interior. Debes conocerte, respetarte y quererte. Evítala con tus hijos, es ofrecerle críticas constructivas, seguridad, darles autonomía en la toma de decisiones y aplaudiendo sus logros, sin resaltar los fracasos.
3.Humillación
Esta inicia cuando el niño se siente criticado y en constante desaprobación por parte de sus padres, dañando fuertemente su autoestima. Son niños ridiculizados que construyen una personalidad dependiente.
¿Cómo se refleja?
Buscan hacer de todo para sentirse útiles y validados. Son personas con dificultades para expresarse y se ridiculiza y burla de sí mismo. Se siente menos que otros y se convierten en personas que complacen a los demás antes que a ellos mismos. Debemos tener cuidado en las heridas emocionales de la infancia que te hacen infeliz.
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¿Cómo se sana?
Empecemos por soltar la carga que genera la humillación, es perdonar a los que lo dañaron, haciendo las paces con el pasado y empezar a valorar sus propios esfuerzos y enorgullecerse de los resultados. Evítala con tus hijos, siendo empático y afectuoso; establece límites con respeto, pero jamás humillándolos ni en privado ni en público.
4.Traición y desconfianza
Ésta surge cuando un niño se ha sentido traicionado por sus padres, al no cumplir una promesa, lo que genera sentimientos de aislamiento y desconfianza. Esto puede generar rencor o envidia cuando ve que otros niños tienen lo que a él le prometieron.
¿Cómo se refleja?
Son personas posesivas, desconfiadas y controladoras. Son personas que buscan tener el control de las cosas para no sentirse afectados o lastimados. Buscan relaciones sociales donde la fidelidad y la lealtad son importantes, aunque terminan distorsionándolos. Son posesivos y no suelen respetar la libertad o los límites de los que lo rodean.
¿Cómo se sana?
Es necesario trabajar la paciencia, la tolerancia, la confianza y la delegación de responsabilidades en los demás. Es importante que en nuestros hijos no prometamos cosas que no vamos a cumplir, hay que ser coherentes con las palabras y los actos que cumplimos.
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5. Injusticia
Vienen de papás fríos o rígidos, demasiado duros a la hora de la crianza. Son hijos de padres autoritarios y que minimizan a sus hijos, haciéndolos sentirse ineficaces o inútiles.
¿Cómo se refleja?
Son adultos rígidos, incapaces de negociar o mantener diálogos donde su punto de vista no se considere como la verdad absoluta. Dan mucha importancia a las creencias y a los valores, expresando sus opiniones y juicios morales como verdades absolutas y extremas.
¿Cómo se sana?
Esta última de las heridas emocionales de la infancia que te hacen infeliz, se cura, trabajando la rigidez mental, empezando a ser más flexibles, tolerantes y confiando en los demás. Es trabajar el respeto, la empatía y la tolerancia. Con los hijos, es criarlos con respeto, empatía, generando un diálogo donde los integrantes de la familia sean respetados.