Ser mamá no es una chamba fácil… pero pocas lo saben tan bien como las mismas mamás. Por eso, cuando Martha Debayle, la mujer detrás de bbmundo y una de las caras más influyentes del mundo de la crianza, habla desde el corazón de su experiencia materna, vale la pena escucharlo.
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El pasado jueves 5 de junio, en su programa de radio, Martha invitó a sus amigas más cercadas para hablar de todo eso que nadie les dice de la maternidad.
La maternidad no es cualquier cosa
Cuando nació su primera hija, su mamá le advirtió: “Se acabó tu paz… cuando nace que si le dio cólico, que nadie jugó con ella en el recreo, llorando porque no le habló el novio, después preocupadísima porque el marido es un patán, después porque no está cuidando al nieto como tú crees que debería, después ya se divorció…». El amor por los hijos es tan fuerte, tan intenso, que hasta da miedo. “Mi hermana Eugenia es la más sabia de todas: no tuvo hijos. Dijo ‘no puedo creer el riesgo que es querer tanto’”, contó entre risas.
En la plática, Martha Debayle afirmó: «Nadie te dice que vas a pasar gran parte de tu maternidad no sintiéndote suficiente. Sintiéndote inadecuada. Gran parte de la complejidad de ser mamá es el manejo del mundo emocional de tus hijos, porque si a uno le cuesta trabajo gestionar sus emociones, ahora imagínate gestionar las emociones de alguien más».
La lactancia, montaña rusa
Con su segunda hija, Martha aprendió una de las lecciones más duras de la lactancia: “Lo peor que puedes hacer es amamantar y dar fórmula para amamantar”. ¿Por qué? Porque la fórmula se digiere lento, el bebé duerme muchas horas, y el pecho no se vacía… lo que puede llevar a una dolorosa mastitis.

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“Me metía con semejantes melones en agua hirviendo para deshacer las bolas de leche”, recuerda sobre los momentos más intensos de dar pecho.
El precio invisible de ser mamá
“No te van a pagar. No puedes cobrar nada de lo que hiciste”, dice Martha. Las desveladas, los gastos, las horas sin dormir… todo se da sin esperar nada a cambio. Aunque hay una forma en la que quizá sí se “paga”: “Tu hijo te paga en cascada, con lo que haga por sus hijos”.
Pero hay algo que casi nadie te dice: gran parte del tiempo, no te vas a sentir suficiente. Y gestionar tus emociones mientras tratas de contener las de tus hijos puede sentirse como misión imposible.
Cada hijo, una mamá distinta
“Sabes que lo que necesita uno no es lo que necesita el otro. Cada hijo necesita una mamá diferente”, afirma Martha.
Y esa es una de las cosas más difíciles: entender que ser mamá no es una talla única. Por eso, también decidió con orgullo que ella no iba a sentarse a hacer tarea con sus hijas. Porque “hay que aceptar que esta es la mamá para la que a ti te alcanza”.
Cuando te dejan de necesitar (o eso parece)
«9 meses en mi vientre, mi carne, mi sangre, mi hueso… te traigo al mundo y me odias. Te doy pena…»