Muchas veces como mamá crees que darle todo tu amor y atención a tu hijo es lo que realmente quiere pero estos son los momentos que debes vivir con tu hijo sin importar qué tan ocupada o cansada estés, porque son recuerdos de la infancia para toda la vida.
- Momentos especiales. Son situaciones que dan estilo a determinadas cosas y tienen impacto positivo. Por ejemplo, la manera en la que cantan para comer, cómo lo meces, el llegar a casa con un silbido especial, sus secretos o señas únicas, dejan un buen recuerdo de sus momentos juntos.
- Enseñar algo con dedicación, ternura y paciencia. Otro de los recuerdos de la infancia que siempre estarán presentes serán las cosas pequeñas como: hornear pasteles, tejer o bordar o incluso la tarea. Qué diferente es: «Me acuerdo cuando mi mamá me ayudaba a hacer la tarea» a «¡Ash! Recuerdo que odiaba que mi mamá me ayudara a hacer la tarea».
- Viajes y paseos. Las salidas y vacaciones con los hijos dejan una huella imborrable, siempre y cuando se cuide el ambiente familiar: “Cuando íbamos a Acapulco la pasábamos padrísimo» vs. «Viajar con mis papás era un suplicio».
- Bromas y juegos. Las “burradas” aún cuando muchas veces los pueden hacer sentir apenados, suelen recordarse con mucho cariño. «Me acuerdo cuando mi papá se ponía a brincar en el centro comercial» vs «Uy no, nunca perdían el estilo, siempre fueron muy serios”.
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- Pláticas profundas sin regaño. Que tu papá o mamá te platiquen de su boda o cuando vivieron alguna situación en particular (sobre todo aquellas que involucran a los hijos) son recuerdos importantes: «Mi mamá siempre me platicaba de cómo nací y de todo lo que pasó en el hospital» vs «Pues yo no se mucho… Mi mamá nunca me contó de esto».
- Acompañar al trabajo. No sólo hace que tu hijo conozca más de ti y entienda lo que haces, los hace sentir muy orgullosos de tener un papá o mamá que trabaja. «Me acuerdo cuando iba al trabajo de mi papá, me sentía lo máximo en su escritorio» vs «A mi nunca me llevó a su trabajo. Ni siquiera sé bien lo que hacía».
- Hacerte sentir capaz. Los recuerdos de la infancia también estarán influenciados por «pobretearlos», situación que va totalmente en contra de la resiliencia. Hacerle sentir capaz significa que confías en él, que lo sabes suficientemente bueno para hacer las cosas, lo cual genera confianza y fortaleza. Puedes transmitírselo a través de palabras de afirmación, críticas adecuadas, presencia, o simplemente dejándolo hacer las cosas: «Mi mamá siempre me hizo sentir que yo podía. Eso me daba mucha fuerza» vs «Para mi mamá yo siempre fui un inútil».
- Atención enfocada y asistencia a eventos importantes. ¡Qué importante es darle tiempo de calidad y mostrarle interés en sus actividades! Ir a verlo jugar futbol o intentar no perderte los festivales escolares: «Mi papá siempre asistió a mis eventos de la escuela» vs «Mi papá nunca fue a verme cantarle el Día del Padre.”
- La forma en la que te llevas con su papá/mamá. Tu relación de pareja dejará una huella imborrable en tu hijo: «Quiero tener una relación tan bonita como la de mis papás» vs «Nunca se llevaron bien y se peleaban mucho».
10. Tradiciones. Existen tradiciones nacionales pero también las hay familiares que marcan un estilo, generan arraigos, apegos e identidad. «En mi casa se acostumbraba…., Tenemos la costumbre…» vs «En mi casa nunca hacíamos nada como las demás familias».