Un informe de la Encuesta Nacional de Salud Infantil del Hospital C.S. Mott de Niños de la Universidad de Michigan señala que seis de cada diez madres se han sentido criticadas alguna vez en su forma de llevar la maternidad y es la familia cercana, conocidos o amigos, quienes, con más frecuencia, critican e incluso avergüenzan a las madres en cuanto a su labor de crianza.
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Cada familia tiene su propia historia y la forma de educar a sus hij@s estará influenciada por la forma en la que fueron educados.
Pero, hoy en día señalar al prójimo demuestra la superioridad moral que reflejan esas mamás que critican a otras mamás sólo por no criar como ellas.
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Lo primero y más importante es recordar que todo padre desearía que su hij@ trajera un manual bajo el brazo al nacer, pero ni eso serviría de mucho, pues cada crío es único, irrepetible, tiene necesidades y respuestas distintas a los tipos de disciplina.
Mamás que critican a otras mamás , ¿qué tan común es?
Cuando los hij@s comienzan la etapa escolar, todo padre enfrenta una fase común pero desde un nuevo rol que la vuelve desconocida: la convivencia con otros círculos sociales.
Es entonces cuando los hij@s comienzan a socializar con otros niñ@s en la escuela, fiestas infantiles; cuando son invitados a otras casas a conocer a otras familias y a verlas a través de filtros personales en los que interviene la propia historia, valores y creencias.
Entonces, es aquí donde se vuelve relevante la tolerancia y empatía, pues todos los niñ@s y los padres se van a equivocar y no una, muchas veces.
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Hoy en día, con toda la información tan al alcance hace que los padres se sientan expertos en crianza, muchos se atreven a juzgar, a criticar y a menospreciar el esfuerzo de los demás, sin saber o conocer lo que cada familia enfrenta.
Todo padre quiere lo mejor para sus hij@s y hablar de lo mejor no tiene que ver con el mejor juguete, va más a que él niñ@ sea feliz, se adapte al medio en el que se desenvuelve y crezca en un entorno sano, lleno de amor, aprendizajes y aceptación.
La dureza con la que hoy en día los padres se juzgan entre sí nos muestra una sociedad intolerante, dura y soberbia. ¿Ustedes son de esas mamás que critican a otras mamás?
Los errores y las equivocaciones sirven para crecer, hoy se equivocará el hijo del vecino y mañana será el tuyo el que se equivoque y así como tú juzgaste a ese niño, el tuyo podría ser juzgado.
No olvides que los niños están aprendiendo y muchas cosas que hacen o dicen no son con la intención con la que son interpretadas por los adultos.
Cuando juzgas la crianza de un padre o una madre porque crees que tú lo harías mejor, cuántas veces te has cuestionado situaciones como:
- La cantidad de cosas que han intentado y que tal vez no fueron de gran ayuda para su crianza
- Cómo se han esforzado en su labor de crianza y qué es lo que le sirve o necesita su hijo
- ¿Los has escuchado haciendo a un lado tus creencias y juicios poniendo atención al 100% de lo que te están compartiendo?
- Realmente sabes a profundidad ¿cómo y por qué hacen lo que hacen?
- ¿Crees que lo que el hij@ de esa pareja necesita es igual a lo que necesitaría el tuyo?
¿Es correcto criticar a otros? ¿Qué le enseña este comportamiento a tu hijo?
Criticarse entre padres no va a ayudar a otros padres a ser como tú crees que deberían ser, ni a su hij@ a que sea como a ti te gustaría que fuera ese niñ@.
Criticar no suma, no ayuda a que el otro mejore y sí lastima a quien ya está atemorizado tratando de enseñar de la mejor manera posible a un crío que está aprendiendo a transitar en este mundo, al que quiere más que a su propia vida.
Y si crees que estás capacitad@ para dar un consejo a otros padres, no solo les preguntes si te permiten darlo, asegúrate de conocer a fondo la situación o al menos piensa si a ti te gustaría que alguien hiciera lo mismo contigo.
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Lo más seguro es que te des cuenta que eso que tú piensas que hará una diferencia ya lo hicieron y no les funcionó, o ya lo están haciendo. Si quieres ayudar a otros padres, lo correcto es preguntarles ¿cómo te puedo ayudar?, ponerte en sus zapatos y acompañarlos; ser empáticos tolerantes y humildes.