Estas son algunas preguntas que puedes hacerte para darte cuenta si los has lastimado.
¿De qué crees que deberías proteger a tus hijos? ¿De qué parte tuya necesitas protegerlos?
- ¿De tus gritos?
- ¿Tal vez de golpes?
- ¿Tu victimismo los lastima?
- ¿Los criticas?
- ¿De tus chantajes?
- ¿Por falta de límites?
- ¿De sobreprotegerlo?
Responde con honestidad, porque este es un gran ejercicio porque el sólo hecho de poder verlo, ya es parte de la solución.
Recuerda que son los padres los que están a cargo en la relación: les corresponde cuidar, proveer, nutrir y poner límites.
Si tus hijos ya son grandes, quizá ya no dependan tanto de ti, pero SIEMPRE se verán afectados emocionalmente por tus reacciones y actitudes.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
¿Cómo evitar lastimar a tus hijos?
TRES PASOS:
1. Voltéate a verte a ti mismo:reflexiona sobre tus propias emociones y comportamientos. Reconoce los sentimientos que tus hijos disparan en ti.
- EJEMPLO:
qué me enoja
qué me avergüenza
qué me lastima
qué me recuerda a alguien de mi vida
qué me paraliza… y QUÉDATE CON ESE SENTIMIENTO.
No se trata de evitarlo o negarlo, sino de reconocerlo. Ten compasión contigo y no te juzgues, acompáñate.
2. Reconoce lo que detona tus reacciones: Puedes anticipar situaciones que te “aprietan el botón” y decidir qué hacer con ellas.
EJEMPLO:
Hay dos tipos:
● Lo que sí puedo cambiar: Sí puedes pedir que no usen celular en la mesa, sí puedes hacer comida que acepten más fácilmente, sí puedes comprar un cesto para que echen la ropa sucia en vez de tirarla al piso, etc.
Ante lo que sí puedes cambiar ve eligiendo una cosa a la vez y ponla en orden. ¡Empieza hoy!
● Lo que no puedo cambiar: Que se parezca a una familiar que no me cae bien, que sea lento, que no le guste el deporte, su corte de pelo, etc. Ante lo que no puedes cambiar, llóralo, acéptalo y haz un esfuerzo consciente por cambiar tú y ver qué pasa.
3. Elige reaccionar de una manera diferente (una cosa a la vez).
- EJEMPLO:
Ahórrate los gritos
Evitaré chantajear
No voy a juzgar
Piensa antes de pegarle
No quieras cambiar todo, empieza por lo que te sea más fácil para que sea real. Y poco a poco ve avanzando hasta llegar a reaccionar diferente ante lo que los pone más en riesgo, lo que más duele, lo que los aleja más de ti.
Ten paciencia y observa, ve viendo qué cambia: Primero en ti y después en ellos.
Si no lo logras pide ayuda para que con un profesional trabajes tus heridas, tus creencias, tu situación actual, etc. para que tú te pongas a cargo de eso y no se los cargues a ellos.
Cuida de ti misma para que puedas cuidar a los demás
1. ¿Qué momentos tienes para desahogarte, cuidarte, apapacharte, descansar y cargar baterías?
Puede ser algo tan sencillo como ponerte crema con calma, escuchar tu música preferida, leer un libro, ir a una clase que te guste, comprarte algo para ti, divertirte con algo que te encante.
2. ¿Qué heridas tienes de tu infancia que no has podido sanar?
Reconócelas, hazte cargo y trabájalas, porque si tú las sanas, serás más segura para tus hijos.
3. ¿Quién es la persona que te escucha, te apoya y te da espacio para platicar y sentir lo que te sucede de manera segura?
Asegúrate que sea alguien maduro, responsable y que desee tu bien. No todos los consejos se dan con buena intención.
Busca ayuda si es necesario, porque las heridas que les causan a sus hijos SÍ se pueden evitar, de lo contrario les pueden doler toda la vida.