Los investigadores encontraron que los hombres que entrenan de forma constante presentan cambios en los microARN del esperma. Estas pequeñas moléculas actúan como “interruptores genéticos” que regulan qué genes se activan o no en el embrión desde el primer día de su formación.
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En otras palabras, lo que haces con tu cuerpo hoy puede literalmente reprogramar la biología de tus hijos.
Los hijos heredan más que la genética
Durante mucho tiempo se pensó que el ADN era un código fijo, una especie de sentencia biológica imposible de modificar. Pero la epigenética —el campo que estudia cómo el ambiente y los hábitos influyen en la expresión de los genes— ha demostrado lo contrario.
Los hábitos de vida, el estrés, la alimentación y, ahora sabemos, el ejercicio físico, pueden dejar una “firma” en las células reproductivas. Esa firma no cambia la secuencia del ADN, pero sí altera cómo se comportan los genes.
En el estudio, los hijos de padres físicamente activos mostraron una mejor resistencia, un metabolismo más eficiente y una salud general optimizada desde el nacimiento.
Tu esfuerzo también se hereda
Esto no significa que tengas que convertirte en atleta. El ejercicio moderado, pero constante, puede bastar para generar efectos positivos. Correr, andar en bicicleta, nadar o simplemente mantenerte activo de manera regular es suficiente para “entrenar” también a tu esperma.
Así que si estás pensando en ser padre —ahora o en el futuro—, empieza hoy. No solo mejorarás tu salud física y mental, sino que podrías darle a tus hijos un mejor punto de partida en la vida.
La genética no es un destino fijo. Tus hábitos, tu salud y tu esfuerzo también se heredan.
